Andrea Janeiro, hija de Belén Esteban y de Jesulín de Ubrique, nació cuando la relación de sus padres estaba en el foco de los medios. A raíz de esto, a la joven siempre le ha gustado mantener un perfil bajo y no quiere saber absolutamente nada de la prensa ni de los paparazzis.
Estudió comunicación audiovisual en el Reino Unido y actualmente está trabajando como periodista y community manager en Los Ángeles. Por eso, hace unas semanas la colaboradora de Telecinco realizó un viaje a Estados Unidos con el fin de ver a su hija triunfar en su nuevo trabajo.
Aún siendo perseguida por las cámaras durante su infancia y adolescencia, el aspecto de Andrea Janeiro Esteban siempre ha estado oculto en las redes sociales y en los medios de comunicación. No fue hasta que la joven alcanzó la mayoría de edad que por fin pudimos ver su rostro.
Uno de los únicos momentos que pudimos ver a Andreíta fue en 2009, cuando se celebró su comunión y ya vimos cómo era físicamente la hija del torero y Belén Esteban. Cuando los medios revelaron su aspecto, hubo un mar de reacciones a través de las redes sociales que desencadenaron duras burlas hacia su persona.
"Tu hija es un escándalo. Más te valdría pagarle una operación de estética en vez de mandarla a Manchester de la vergüenza que da", atizó la presentadora Sofía Suescun en plena discusión con Belén Esteban.
Actualmente, la hija del torero tiene veintitrés años y el cambio que ha sufrido desde que reveló su aspecto físico, hace cinco años, nos ha dejado a todos completamente sorprendidos.
Uno de los rasgos faciales más notables de Andrea Janeiro era su barbilla, que tenía un aspecto más pequeño de lo normal. Algunos medios informaron que, durante el embarazo, Belén Esteban tuvo problemas con el azúcar y eso provocó que su hija sufriera una malformación maxilar.
La propia Belén confirmó esta información, ya que su embarazo fue catalogado de alto riesgo por el problema de diabetes que la colaboradora de Sálvame padece desde hace ya años.
La operación maxilofacial no podía realizarse hasta que la joven hubiera terminado su fase de crecimiento. Por eso, se vio obligada a pasar su infancia y adolescencia con esta malformación que le causó tantas inseguridades.
La infancia de Andrea Janeiro no fue demasiado feliz, pues creció con ausencia paterna y eso la marcó de por vida. Ni siquiera el día de su comunión acudieron Jesulín de Ubrique ni ningún otro familiar por parte paterna a ver a la pequeña Andrea.
Y no solo eso, Belén Esteban comunicó que hace unos años el torero se negó a pagar los estudios de Andrea en el Reino Unido. Cuando cumplió la mayoría de edad, Andrea se sintió muy presionada al estar en el foco mediático y decidió alejarse del país para recuperar esa intimidad y tranquilidad.
A pesar de ese grito de socorro, Jesulín se negó a pagar los estudios a su hija y solo pagó los 1200 € de pensión que le correspondían. Andrea finalmente pudo ir a una universidad británica gracias a su madre, que hizo todo lo que tenía en sus manos para ayudarla.
Tras años sin casi contacto, Andrea Janeiro y Jesulín de Ubrique han conseguido reconciliarse. La hija del torero nunca le ha guardado rencor a su padre, según ha contado Belén Esteban. “Qué suerte tienen los padres que no hacen caso a sus hijos y ellos le siguen queriendo”, comentó recientemente en el plató del espacio vespertino.
La última vez que Andrea Janeiro apareció voluntariamente en los medios fue en septiembre de 2020, cuando su madre presentó Los sabores de la Esteban. Fue para apoyar a su madre, pero desde un segundo plano.
Hace poco, pudimos ver nuevas imágenes de Andreíta y luce completamente distinta a como la recordábamos. En una de las fotos más recientes, Andrea aparece en el coche con su madre y su padrastro, Miguel Marcos.
También hemos podido apreciar su nuevo aspecto con las fotos que ha colgado junto a su pareja actual, Daniel Wozza, en Instagram. Aunque, a decir verdad, estas imágenes no están al alcance de muchas personas, ya que su cuenta en esta red social es privada.
Andrea Janeiro pasó de ser objeto de mofa por su aspecto físico, a dejar a todo el público con la boca abierta tras lucir con orgullo su nuevo cambio.