El cambio que ha experimentado Belén Esteban a lo largo de estos años es innegable, algo a lo que podemos achacar sus numerosos retoques estéticos.
Cabe destacar también que la de Paracuellos también pasó una etapa muy dura luchando contra las adicciones, y eso la cambiaba para siempre.
Era durante su matrimonio con Fran Álvarez cuando su deterioro físico cada vez se hacía más que evidente.
Pero la madre de Andrea Janeiro conseguía resurgir de sus cenizas y reaparecer en televisión mostrando una versión muy cambiada de sí misma.
“Tenía problemas de adicciones que ya no existen”, admitía públicamente. “Hubo un tiempo en que solo pensaba si mañana tendría para ponerme. En este mundo hay mucha droga, te la ofrecen por todos lados”, aseguraba en su libro.
Aunque hoy en día presume de estar “limpia por dentro y por fuera”. Un tema que, a su vez, pasaba a convertirse en un verdadero tabú dentro de los pasillos de Telecinco.
Y es que Belén dejaba muy claro que no quería recordar esa etapa tan dolorosa.
Belén Esteban joven: no se parece en nada
Una buena forma con la que Esteban conseguía dejar atrás ese lado tan oscuro era pasar a cambiar su propio aspecto.
De joven, la colaboradora de Sálvame presumía de una figura atlética, destacando sobre todo por su media melena lisa y rubia.
Esos años coincidían también con su salto a la fama al conocerse su romance con el torero Jesulín de Ubrique, que más tarde se convertiría en el padre de su única hija, Andrea.
Sin embargo, Esteban se topaba con el desprecio de su familia política, lo que finalmente le hizo escapar de Ambiciones sin mirar atrás.
Desde entonces, declaraba la guerra a su ex y también a cualquier del clan de los Janeiro desde su puesto como colaboradora televisiva.
Poco a poco, la de Paracuellos pasaba a convertirse en un verdadero fenómeno televisivo. Y era en aquel momento cuando tomaba la decisión de realizarse una mamoplastia.
Y aunque ella nunca lo reconoció, dos años después se sometía a una liposucción de abdomen y una lipoescultura.
¿Cómo era Belén Esteban?
Además, también optaba por un aumento de labios y una reconstrucción dental que llevaba a cabo en 2006.
De hecho, llegaba un punto en el que su extrema delgadez resultaba de lo más preocupante. Algo que muchos achacaban a tantas noches de fiesta, desfase y la caída en las adicciones, que comenzaron a pasarle factura.
En el año 2009, la madre de Andrea Janeiro tocaba fondo, justo tras comenzar su relación con Fran Álvarez.
Lo que también coincidía con su estreno en Sálvame y el gran éxito que este formato adquiría en poco tiempo.
A día de hoy, Belén Esteban es una de las estrellas indiscutibles del programa y también de Telecinco. Y buena prueba de ello es que acaban de renovarle el contrato una vez más.
Después de hacer frente a la dura batalla contra las adicciones, la de Paracuellos reaparecía como una mujer diferente.
Y era entonces cuando decidió volver a ponerse en manos de sus cirujanos para someterse una rinoplastia y una blefaroplastia.
⬇️ ¿Dónde vive Andrea Janeiro? ⬇️
Belén Esteban, joven y con Jesulín de Ubrique
Algo que terminaba dándole un aspecto completamente diferente y que la volvía irreconocible. Una nueva imagen que presumía con mucho orgullo frente a la audiencia.
“Me han cambiado muchas cosas. ¡Tengo un subidón!”, decía ella emocionada. A partir de ese día, Belén se limitaba a realizarse pequeños retoques estéticos mediante inyecciones de ácido hialurónico y vitaminas para reducir las marcas de expresión y las arrugas.
De hecho, hace poco ella misma compartía con sus seguidores lo último que se había hecho. Y es que recurría a la ya conocida técnica del microblading para modificar el aspecto de sus cejas.
Así, le retocaban “el inicio de la ceja y le han corregido el tono rojizo que traía”. “Cuando vayan aclarando sus cejas, iremos rehaciendo”, explicaba la estilista en cuestión.
Y en cuanto a la relación con el padre de su hija, Jesulín de Ubrique, parece que la colaboradora sigue dispuesta a cumplir la promesa que le hizo a su hija Andrea.
La de dejarlo al margen y no seguir hablando de él para evitar verse envuelta en más polémicas.