Los colaboradores de Sálvame atraviesan su momento más complicado hasta la fecha, y es que deben decirle adiós al programa que tanto quieren.
Sin embargo, si algo han dejado claro es que piensa “morir matando”, por lo que han tomado la decisión de ya no callarse absolutamente nada.
Tal y como alegaba la propia Belén Esteban sin cortarse ni un pelo: “para lo que me queda en el convento, me cago dentro”. Toda una declaración de intenciones que piensa llevar hasta las últimas consecuencias.
De esa forma, parece que ya han perdido el miedo a los altos directivos e incluso se burlan de las normas impuestas.
“Tengo 49 años y mujer independiente: Soy copresentadora, relaciones públicas, empresaria, bailarina y cantante”, se vendía la de Paracuellos. “Porque, aunque cante mal, animo a la gente. Valgo para todo”, aseguraba ante todos aquellos que estén interesados en contratarla.
“Yo lo que no quiero es estar en mi casa porque se me cae encima, pero quiero dar todo de mí, porque tengo mucho que dar todavía”, alegaba.
Y también quiso aprovechar el momento para agradecer a “los que nos llevan aguantando 14 años, que son producción, dirección, guionistas, redactores, azafatas, cámaras… Tenemos el mejor equipo del mundo”, sentenciaba.
Belén Esteban, implacable ante el fin de Sálvame
Y ella no es la única, ya que Jorge Javier Vázquez también se lo ha tomado como algo personal y no ha parado de lanzar zascas a diestro y siniestro.
“No puedo pegarlo”, se lamentaba al comienzo de la tarde a la hora de pegar un cartel que anunciaba el traspaso del plató de Sálvame. “Tengo que pegarlo a la derecha y la derecha no se me da muy bien”, dejaba caer.
“El plató hace dos años que lo reformamos, la luz cuidado porque me saca un cuello que ni la rana Gustavo”, le decía al tasador.
“Nada menos que 14 años hemos aguantado para que luego no digan que existe la magia”, apuntaba por todo lo alto. E incluso advertía a su sustituta, Ana Rosa Quintana, que el plató está maldito y que tuviese mucho cuidado.
Por tanto, si alguien esperaba ver lágrimas y lamentos, se han topado con todo lo contrario. Y es que desde el programa se lo están tomando su inminente final con total humor y casi a risa.
Desde un especialista en preparar curriculums, hasta un tasador, han visitado el plató de Sálvame estos últimos días para ayudar a los colaboradores a seguir adelante y encontrarles trabajo.
“Si el funeral de Isabel II se hizo largo, el de Sálvame ni te cuento”, alegaba Vázquez. Y en ese momento Belén Esteban dejaba caer una última advertencia hacia sus jefes.
“Este último mes y medio va a ser el más bonito de mi vida”, ha prometido. “Tendremos tiempo de despedirnos de todos aquellos que nos importan y han formado parte de nuestra vida”.
“No es cómo se empieza, sino cómo se acaba y lo vamos a dar todo”, concluían emocionados.