Sálvame ha jugado siempre con un sentimiento de nerviosismo e intriga para poder hacer brillar al programa y también a sus colaboradores. Pero todo esto formaba parte de la propia mecánica del programa. Sin embargo, el nerviosismo actual no es para nada fingido y los que acostumbraban a generar este nerviosismo ahora se convierten en el cazador cazado.
Los directores del programa ya no tienen el control y por encima tienen una cúpula capitaneada por Borja Prado que está cambiando por completo la forma de trabajar. Adela González hizo varias referencias en la emisión de Sálvamede ayer diciendo que están siendo unos días difíciles y pedía a los colaboradores que lo pusiesen fácil. Sin embargo, hay algunos tertulianos que no captan los mensajes y agitan más el avispero.
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Rafa Mora, que ya se despidió de su futuro prometedor como estudiante de Periodismo, decidió que ayer era un buen día para armar jaleo y poner entre las cuerdas al equipo. El valenciano tuvo dos momentos de fricción con sus propios colaboradores. El primer intento para destacar y ser el centro de atención fue metiéndose con Miguel Frigenti.
Como es habitual, lo hizo siendo tan básico como el funcionamiento de un tenedor. Según él, le cambió el sexo con el que se refería a Miguel Frigenti sin querer. Algo que es difícil de creer después de las bromas y comentarios homófobos que ha vertido sobre él en repetidas ocasiones en ese mismo programa.
Adela González le pidió que se disculpara y él lo hizo intentando justificarse. Con un perdón difícil de creer y que lo deja nuevamente muy mal, pues de nuevo parece que va a lo básico y más dañino para lograr notoriedad. Me preocupa el pensar que por la cabeza de alguien se acepten estos comentarios como herramienta de trabajo, siendo de un nivel tan bajuno.
Este comportamiento, que fue reprochado al instante, no fue la única hazaña del colaborador, que no contento con el comentario hacia Frigenti, decidió atacar con la inagotable Belén Esteban. En un momento dado se puso sobre la mesa un comentario de Rafa Mora fuera de cámaras, en el que afirmaba a sus compañeros que iba justo de dinero ese mes. El motivo era que le había comprado a su novia Macarena un reloj valorado en 7.000 euros.
Este comentario molestó mucho a Belén Esteban, que afirmó que era muy desagradable, teniendo en cuenta que hay muchas personas que lo están pasando francamente muy mal. Pero Rafa Mora decidió arremeter y desvelar una información sobre la hija de la colaboradora que se convirtió en su peor error de la tarde. El valenciano afirmó que su compañera se gastaba más de 60.000 euros en la educación de su hija.
Rafa Mora tira la piedra y esconde la mano de una manera muy descarada
Esto molestó mucho a Belén Esteban, que ya ha afirmado en decenas de ocasiones que no le gusta que se hable de su hija porque es anónima. De nuevo, Rafa Mora cayó en una falsa inocencia que no se cree absolutamente nadie. Esto provocó que Belén Esteban abandonara el plató muy enfadada, un abandono que según las nuevas normas de Mediaset está totalmente prohibido.
Para intentar taparlo, el programa no la enfocó y aseguraron que la colaboradora no se había ido, que salía un momento, pero que volvería. Sin embargo, la emisión del programa siguió y su colaboradora más mediática no regresó a su puesto de trabajo.
En definitiva, el colaborador generó dos situaciones muy violentas y reprochables que en estos momentos no entran dentro de los cánones de conducta que quiere potenciar la cadena. Es por ello que le diría a quién se encargue de asesorar a Rafa Mora que cambien su manera de vincularse con su trabajo. Pues lo que antes hacía mucha gracia y le aseguraba la permanencia, ahora podría girarse la situación y acabar en la calle.
Otros colaboradores que buscaban bronca con un estilo similar, como por ejemplo Kiko Hernández o Kiko Matamoros, han captado el mensaje a la perfección y han convertido su forma de trabajar. Quizás es el momento de que avisen a su amigo que las normas han cambiado y que ya no todo vale.