Cuando La Isla de las Tentaciones llegó a Telecinco lo hizo con cierto temor y pensando que el sector más feminista intentaría hundir el programa y lograr su cancelación total. Pero sin embargo, pasadas las primeras emisiones, el impacto fue totalmente distinto y todo el mundo, o casi todo el mundo, se sumó a la ola del programa.
Es el único programa que la gente no se avergüenza de verlo. Tanto los fans que lo ven porque se enganchan al salseo, como todos aquellos que se justifican y aseguran verlo solamente para aprender a identificar actitudes tóxicas, posesivas y machistas. Al fin y al cabo, seguramente todos buscamos autoconvencernos de todo aquello que consumimos en la pequeña pantalla.
Telecinco nunca ha tenido muchos escrúpulos a la hora de crear sus programas y saben que una gran parte de su público busca carnaza. Y ciertamente, cada vez se quitan menos corazas y se arriesgan a poner al límite cada vez más a las parejas que se someten a la gran prueba del amor. Sandra Barneda ha empezado la sexta temporada de La Isla de las Tentaciones advirtiendo a las cinco parejas de que ha habido cambios.
Estos cambios nos llevan hacia lo desconocido o lo que es lo mismo. Hacia un giro de guion que ha descolocado por completo a los participantes y que venían de sus casas con la lección más que aprendida. Los anteriores participantes del programa se quejan de que el programa les paga muy poco por participar, pero a la vez, no rechazan la fama y la ansiada popularidad.
Después de cinco temporadas, Sandra Barneda y su equipo tenían que asegurarse de que la rutina no pudiese quemar el formato y por ello, han puesto el fuego al máximo. Las situaciones límites y las tentaciones no se han hecho esperar ni una única noche y ya han soltado a los tentadores y tentadoras des del primer minuto.
Las parejas van rotas desde casa porque viven de la toxicidad más absoluta
El programa les ofrece a parejas que ya están prácticamente rotas la opción de reafirmar sus lazos. Unos lazos que se deshacen en cuestión de segundos. Los concursantes admiten en esta edición que espían los móviles de sus parejas, programan los localizadores de sus teléfonos para saber dónde están.
E incluso Marina admitía que había usado a una amiga para poner una trampa a su novio y pillarlos in fraganti. Ingredientes más que potentes para quemar las villas del programa. Desde mi punto de vista, interesante también abrir dos vías más que atractivas hacia la audiencia y los propios concursantes.
Entre las solteras se encuentran dos amigas que se llaman Victoria y que además de afirmar que tienen nombre de éxito, dicen que todo lo hacen juntas, haciendo volar la mente de los chicos. Y que quizás piensan ya en caer en la trampa, pero doblemente.
También interesante la trama que plantea Keyla. Y que además de asegurar que le gustan los cinco chicos. También abre la puerta a tener algo con alguna de las chicas.
Concretamente se interesa por Naomi, que participa en el programa como pareja de Adrián. ¿Os imagináis que una de las tentadoras se va con una de las novias y dejan tirado al novio? ¡Yo voto que si!
Seguramente Telecinco quiere probar la aceptación que puedan tener las tramas LGTBI para así poder añadir alguna pareja en el futuro y que enseñe también como funcionan las parejas del colectivo. En otros formatos similares como por ejemplo Amor con fianza, se ha apostado por parejas del mismo sexo y el resultado ha sido excelente.
Me gusta también que para mantener la intriga en el tiempo. Se juegue con una alarma de cada color para cada pareja y sin que sepan de quién se trata hasta que les enseñen las imágenes. Las paranoias que se montan y las cábalas que hacen para mí justifican el mal rato que les hacen pasar.
Larga vida a La Isla de las Tentaciones y ojalá que siempre con Sandra Barneda, que para este formato es siempre un sí muy fuerte.
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