Lo reconozco, soy muy blanco cuando se trata de expresar sentimiento y evocar al recuerdo. Ayer me pasé toda la emisión de Sálvame con lágrimas en los ojos. La celebración de los catorce años de emisión del programa me tocaban el corazón como si fuese un colaborador más.
Recordaba todos o muchos de los momentos que recordaron y me llevaban a pensar en esos tiempos en los que en Sálvamegozaban de una gran libertad y estaban pletóricos.
Claro que los tiempos han cambiado y que hay cosas que, a día de hoy, no ser verían con buenos ojos. Pero creo que esto no es excusa como para que el programa se haya quedado anclado y sin demasiadas herramientas para seguir.
Las broncas han sido durante años la marca de la casa, así como los lloros y los abandonos precipitados de los colaboradores cuando la tarde no les ha ido bien.
La clave de Sálvamecreo que es el desmadre, el desastre más absoluto y las ansias de los colaboradores por querer irse, pero que se resuelven, como siempre, volviendo a bajar las escaleras del plató con ganas de seguir, de formar parte de la guerra y queriendo seguir entreteniendo al personal.
El programa de ayer estaba dedicado a la desaparecida Mila Ximénez, una personalidad de Sálvameque refleja a la perfección lo que os estoy contando. Pasión y odio por partes iguales hacia el programa. Le encantaba revolcarse en el barro cada vez que se encontraba en medio de una polémica, pero cuando se sentía superada se quería ir a su casa inmediatamente.
Ayer, Jorge Javier Vázquez hizo varios alegatos a favor de Sálvame, pero uno de ellos me marcó especialmente por la importancia de su contenido. Acordándose de Mila Ximénez dijo que hacían falta más personas en televisión como ella. Que fueran libres, pasionales y que no tuvieran miedo a cruzar la línea a pesar de las consecuencias que pudiesen tener.
Jorge Javier dio en el clavo admitiendo que hoy en día hay colaboradores en televisión que están adormecidos y que se mojan muy poco. Una falta de valentía que desde mi punto de vista va en detrimento del propio programa, con un público que se aburre mientras busca una carnaza que ya no darán.
Soy consciente de que las nuevas normas de Mediaset dificultan mucho ir más allá de lo establecido. Pero es que si Sálvamedeja de ser arriesgado, valiente y con un punto rebelde, creo que dejan de tener su razón de ser. O lo que es lo mismo, que dejen de tener un hueco en televisión y que puedan acabar ocupando otra cadena o programa que cuente con unas normas mucho más flexibles.
La limpieza de colaboradores ya está en marcha
La dirección de Sálvameestá al tanto de que no pueden hacer frente a una reforma plena del programa si no se desprenden de colaboradores que no aportan. Es por ello que creo que desde hace un tiempo están empezando a menguar las apariciones de tertulianos del estilo de José Antonio Avilés o también Kiko Jiménez.
Aunque desde mi punto de vista prefiero un Kiko Jiménez que un Rafa Mora, que solamente se limita a reírle las gracias a su idolatrado Kiko Matamoros.
Pero parece que si a estas alturas aún no se han desprendido de Rafa Mora, es porque lo compraron así y consideran que ya no hace falta cambiarlo. Es una pena con el montón de gente que ya no está en Sálvamey que tenían mucha más perspectiva y futuro en el programa si les hubiesen dejado destacar.
Me gustaría que en este curso, que llevará al programa hacia los quince años, la dirección se proponga recuperar algunos de los colaboradores que mejor han funcionado. Muchos de ellos se fueron de malas maneras del programa, pero creo que nunca es tarde para reconducir la situación. El programa necesita recuperar viejos amigos y estos amigos necesitan ingresos, así que todo es posible si se lo proponen.
En unos días os escribiré en el blog sobre todos aquellos colaboradores que Sálvametendría que recuperar para seguir brillando como antes. De mientras, por muchos más años de Sálvame, ¡compañeros!