Estoy de acuerdo cuando definen Sálvame como un programa orgánico y que se retroalimenta de los propios problemas y conflictos de sus colaboradores. De hecho, me aburre de manera soberana cuando dedican horas y horas a hablar de personajes que nada tienen que ver con el programa.
En el ADN de Sálvame va el posicionarse, llorar, gritar y defender a cuerpo y alma lo que consideras que es tu verdad. La audiencia premiamos a todos esos colaboradores que defienden su verdad a muerte y que son auténticos. La experiencia nos dice que los bien queda siempre quedan atrás y que el papel que acaban desarrollando es del todo prescindible.
Por todo esto y por más, Lydia Lozano es una de las colaboradoras más queridas de la audiencia de Telecinco. Es la que más llora, la que más grita y la que más se mete en jardines que no le corresponden. Esto la convierte en el personaje que todos queremos achuchar, proteger y defender de los feroces compañeros que se sientan a su lado.
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La tarde de ayer en Sálvame parecía que iba a ser de las más normales. Sin embargo, en el tramo final del programa, el guion dio un giro radical y las bombas empezaron a apuntar hacia Lydia Lozano de manera atroz. Mayte Ametlla, una de las directoras de Sálvame y que también hace pantalla prácticamente a diario, entró en plató para dar una información.
Pero parece que su verdadero cometido era otro. La directora debutó como colaboradora del Deluxe el pasado viernes y cuando le preguntaron por la experiencia, no dudó en decir que todos fueron muy amables menos una. Se estaba refiriendo a Lydia Lozano, la misma que supuestamente le dijo que a quién iba a hacer daño esa noche.
No solamente fue esto, parece que la canaria también le pidió explicaciones al director del Deluxe para saber que hacia allí la nueva colaboradora. Unas preguntas que ayer se le giraron en contra y que destaparon a una Lydia Lozano que al parecer no conocemos la audiencia.
El testimonio de Mayte Ametlla no es aislado, puesto que ayer más compañeros se mojaron para destapar la verdadera cara de la colaboradora y lo que dijeron de ella fue demoledor. Belén Esteban aseguró que en más de dos ocasiones, Chelo García-Cortésha sido apartada de entrevistadora del Deluxe para que su lugar fuera ocupado por Lydia Lozano.
No solo esto, Gema López, que además no se acostumbra a mojar demasiado, también se pronunció. Aseguró que en todos los años que ella estuvo como colaboradora del Deluxe, eran muchas las veces que estaba convocada para participar en una entrevista. Y cuando llegaba, veía que finalmente su silla estaba ocupada por su compañera Lydia Lozano.
¿Qué culpa tiene de ser una diva?
Los ataques ayer se sucedían de manera continua mientras Lydia Lozano lloraba sin entender demasiado bien todo el chorreo que le estaba cayendo. A la colaboradora le gusta hacer televisión y se implica como nadie cuando hace entrevistas o aporta informaciones.
Los espectadores la hemos comprado así y nos gusta saber que mata por estar ahí y hacerse notar. No es casualidad que siempre se vista con los colores más llamativos, es para que se la vea, que se la reconozca y para que los focos vayan hacia su persona.
Como diría Rosario, Lydia es una monstrua de la televisión y la experiencia la avala. Dime nombres de colaboradores que lleven tantos años encadenando programas diarios en la pequeña pantalla. No los hay, al menos tan constantes como ella.
Que más me da lo que ayer contaba Kiko Matamoros sobre que el representante de Lydia Lozano llamaba al director del Deluxe para insistir en que convocaran a la colaboradora. Y que más da, aunque también la señalaban por insinuar a sus jefes que tenía informaciones muy buenas para que la sentaran a entrevistar a los famosos del momento.
En este país, parece que se señala al que intenta despuntar y hacer bien su trabajo para hacer bueno al que menos hace. Eso nos hace más mediocres y menos combativos. Si todos fuésemos cada día un poco más Lydia Lozano, podríamos permitirnos irnos a casa con la sensación de haber brillado en nuestro trabajo.