Cuando Telecinco piensa en un nuevo reality, siempre se marcan unos ítems para deliberar si el programa puede funcionar o no en audiencias. Seguramente desde casa estáis pensando que en lo primero en lo que piensan es en que el programa sea de buena calidad. Y aunque en ocasiones sí que pasa, como en Supervivientes, que hay un despliegue brutal, no siempre es necesario que un concurso funcione.
Estoy pensando en formatos como Campamento de Verano o La Casa Fuerte. Dos emplazamientos sin más que únicamente servían para albergar a unos famosos y que iban a generar tramas día a día hasta no poder más. El casting que realices también es muy importante para enganchar al público.
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Pues está comprobado que cuando más gente de relleno pongas, peores audiencias vas a hacer. Te arriesgas siempre a que los más mediáticos salgan los primeros y que lleguemos a los dos últimos meses de concurso con auténticos bultos y que no tiran del carro mediático.
Pero hay un elemento más que hay que tener en cuenta y que, a la vez, no se puede ni decir ni tampoco pactar. La magia que gira en torno a un concurso. Lo que se dice entre líneas o lo que la audiencia entiende qué se dice, pero que en verdad no lo es.
El rumor y el misterio es siempre el plato fuerte de todo concurso. Todos fantaseamos con ciertos famosos que nos gustaría ver en la isla, también imaginamos las reglas no públicas que pactan los famosos con Supervivientes a cambio de ir. Y nos gusta ir mucho más allá de lo que nos cuentan en televisión.
Al final la televisión es como un libro, la verdadera historia te la montas tú en tu imaginación a base de lo que te cuentan. Y lo mejor de todo es que en ocasiones aciertas lo que acabará pasando. Desde hace mil años, ya en tiempos de María Teresa Campos, los programas matinales de Telecinco se guardan un espacio para comentar la actualidad del reality que se esté emitiendo.
Ahora, por ejemplo, en El Programa de Ana Rosa comentan la actualidad de Supervivientes. Y ayer vivimos un momento que, aunque para muchos no puede decirnos nada, a muchos otros les abre todo un camino a la especulación. Cristina Tárrega, la mujer más espontánea, maravillosa y genuina de la televisión, habló y sentenció cátedra.
En un alarde de los suyos, que a mí me encantan ciertamente, se aventuró a comentar el paso de Raquel Mosquera por Supervivientes. En su intervención sentenció que Raquel Mosquera iba a ganar el concurso. Luego, a los pocos segundos y después de poner su mirada hacia donde se encuentran los directores de su programa, hizo un giro y corrigió diciendo que lo que quería decir era que Raquel Mosquera quería ganar.
Nos ha jodido, todos los que van allí quieren ganar, o no. Es cierto que en la historia de los concursos hay sospechas de que los famosos han pactado un tiempo concreto de participación y luego han abandonado.
Me parece lícito, al final cualquier aliciente es bueno para que te enganches a algo. Cuando vemos la televisión ya compramos que en gran parte vivimos una simulación de la realidad.
El lavado de imagen de Raquel Mosquera es espectacular
Raquel Mosquera ha sido una de las voces más duras en contra de Rocío Carrasco. Y no ha tenido problema en ir a todos los programas que ha podido para intentar desprestigiarla y tumbar su testimonio. Un testimonio que todo un país ha comprado y que era del todo imposible tirarlo por los suelos de un plumazo.
Mosquera hizo una primera entrevista en el Deluxe dónde Jorge Javier Vázquez le llamó de todo y sus argumentos volvieron a hacer aguas. Pero sorpresa, volvió al programa y se aprovechó de que el presentador no la podía criticar porque se acababa de convertir en concursante de Supervivientes.
No pasa nada, porque la audiencia nos percatamos rápidamente de la jugada. Todo esto, sumado a que su nombre es el único que no se ha vetado de la trama, nos hace ir más allá sobre las opciones que tiene de ganar Supervivientes.
Sería demasiado heavy apoyar las conspiraciones que creen que su victoria está firmada, pero como decía al principio, son voces que le dan más fuerza y morbo al programa de supervivencia.
Por mí, que gane Adara Molinero mañana mismo Supervivientes. Menuda reina de los concursos de telerrealidad.