Hace unos días me salía por internet un vídeo de la etapa de Víctor Sandoval como presentador de televisión. ¡Qué tío! Guapo, con una técnica de diez y con un toque pícaro que muy pocos saben hacer para que parezca natural en la tele. Me da mucha rabia cuando alguien se encara con él y le dice frases que evocan a comparaciones con su pasado y con el que es ahora mismo.
Lo peor de todo es que él se ha acabado creyendo que del Víctor de los noventa y principios de los dos mil ya no queda prácticamente nada. Y a lo único que puede aspirar es a cubrir alguna silla de Sálvame cuando van faltos de personal o se acuerdan de él puntualmente.
Que no Víctor, que sigues siendo hipnótico cuando sales en pantalla, que tus locuras no se ensayan y que tu público sigue siendo fiel a tu manera de hacer pantalla. Su vida privada está al nivel de la de cualquier cabaretera o musa de la España más auténtica. Una vida cargada de éxitos profesionales, éxitos amorosos, desengaños y episodios oscuros y tenebrosos que nos pegaron a todos frente el televisor para seguirlos.
Ayer el presentador volvía a Sálvame de manera puntual para contar el motivo que lo ha llevado a estar nueve meses sin pisar ese plató. Según él, ya no se siente identificado con el formato y que cree que ha ido cambiando con el paso de los años. Con unas broncas cada vez más duras y evocando muy poco al buen rollísmo.
Claro, las cosas han cambiado mucho en Telecinco en los últimos años. Pero todos han sabido irse ajustando a lo que se requería en cada momento. Víctor Sandoval considera que en sus últimas intervenciones sus comentarios no calaban, que daba alguna información y los demás lo ignoraban.
Y llegaba a casa con un vacío existencial tremendo que lo llevaba a cohibirse en sus próximas intervenciones. La realidad es que esto desde casa se veía, pues cada ver que el colaborador aparecía en pantalla se le veía enfadado, dolido y con reproches hacia todos.
Entra en un bucle muy complicado, se queja de que no trabaja, pero cuando lo llevan a trabajar se queja allí de que trabaja poco. Pero no aprovecha esas oportunidades para lucirse. Si no que usa la silla para seguir quejándose y lanzar dardos hacia los que mandan por convocarlo poco y apostar por otros perfiles.
Y ojo, todo esto no lo digo en contra de Víctor Sandoval. Debe ser muy complicado organizar tu economía con un trabajo tan dispar, irregular y que te debe impedir hacer planes de futuro porque no sabes cuando te va a faltar.
Ayer volví a ver brillar a Víctor Sandoval
A pesar de que en su reaparición de ayer se mantenía firme en no volver, personalmente lo vi más lucido que nunca. Abriendo una guerra con Lydia Lozano y que daba pie a que se siguiese hablando de ese tema en los días posteriores. Además, involucró a Anabel Pantoja y la guerra estaba servida para días y días.
Claro Víctor, esto es lo que tienes que hacer. Salir al ruedo, petarlo y volver a entrar en la rueda mediática de Sálvame. Si estás leyendo esto, créeme cuando te digo que sigo pensando lo mismo que el primer día.
Puedes ser un excelente presentador suplente para la época del verano. Y ahora estarás pensando: suplente, suplente. Bueno, por algo tienes que empezar a reflotar el gran comunicador que siempre has sido.
Sé que con las Campos has tenido tus más y tus menos. Pero mira Terelu Campos, ha tenido que volver a estar abajo del todo para volver a tener su foto en los pasillos de Mediaset. Se lo ha currado como una jabata, pero ahora es una de las presentadoras más queridas de Sálvame.
Tus compañeros te quieren, aunque luego en pantalla quieran mostrar lo contrario. Pero hasta que tú no decidas empoderarte de nuevo y decir aquí estoy yo. Las cosas no van a cambiar para ti en televisión.
Aprovecha que el viento te juega a favor y acepta volver al programa. ¡Prepárate las intervenciones, aprovecha los días que no trabajas para lograr nuevas noticias y regálanos más momentos de los tuyos en televisión!