Pedro es muy enamoradizo y romántico. Él mismo se define como muy intenso, que lo da todo de primeras.
Lo que más busca es una responsabilidad afectiva y emocional. Pero, sobre todo, que le eche "cojones a la vida".
Alejandro es todo un seductor. Además, cree mucho en el poder de mirada.
A Pedro le ha parecido muy atractivo, mientras que Alejandro lo primero que ha pensado al verle es "hay que cambiarle el pelo".
Cuando se han sentado a cenar, Alejandro ha reprendido a su cita por no mirarle a la cara.
"Ahí es cuando vez si hay feeling o no". Y reconoce que le encanta intimidar.
Alejandro le cuenta que lleva 3 años soltero y no tiene pareja porque considera que el mercado es demasiado grande. "Ya no sabes ni dónde escoger", opina.
Él no cree mucho en el amor y está cansado de que la gente sea tan pasota. "Llamar la atención a una persona y que no tenga el mínimo interés en conocerte".
También se ha dado cuenta de que Pedro sigue dolido por cosas del pasado, y es que le fueron infiel.
Los dos llegan a cierta intimidad porque a Alejandro le encanta tocar cuando están en una cita. De hecho, incluso terminan dándose un beso de lo más pasional.
Al final, Pedro sí que se muestra con ganas de tener otra cita. Sin embargo, Alejandro cree que mejor como amigos, ya que primero deben superar ciertas cosas para enamorarse.
José Antonio y Beatriz ya piensan en boda
José Antonio ha encontrado mujeres que solo le han querido por el dinero. Mientras que Beatriz se define como la primera latina que no es ardiente. "Soy bastante pacifica".
De primeras, a ella no le ha gustado mucho que sea tan bajito. Aunque José Antonio ha conseguido ganar terreno al regalarle una rosa.
Beatriz le cuenta que le encanta bailar y viajar, algo que le ha gustado a su cita. José Antonio también viaja mucho, porque está prejubilado y tiene tiempo.
Aunque a él no le ha hecho mucha gracia la idea de que Beatriz viaje con su madre. Cuando ella le cuenta que ni fuma ni bebe, José Antonio la ve como una mujer perfecta.
Él ha tenido muy malas experiencias, porque todas sus exparejas eran extranjeras y lo único que buscaban era el dinero. "Querían que les pagase el pasaporte a su país".
Beatriz también coincide con él en que le gusta lo tradicional y son románticos. "Te achucharía", le dice José Antonio.
Y justo por tener tanto en común, terminan yéndose juntos a tener otra cita.
Mientras que a ella lo que más le ha gustado es que busque algo serio y tenga las cosas claras.
Madre e hija unen fuerzas para encontrar el amor
Cristina y Lucía son madre e hija y vienen juntas a encontrar el amor. "Tenemos mucho glamour", aseguran.
El problema de ellas es que solo conocen hombres 'vende motos'. La diferencia entre ellas es que mientras que a Cristina le gustan más jóvenes, a su hija todo lo contrario.
La madre se encarga de conocer a la cita de su hija, que es Lautaro. Y desde el primer momento considera que su hija "puede comérselo con papas".
Sobre todo, porque no tiene carácter y a Lucía le gustan los malotes. Cuando Cristina le cuenta que podría ser su suegra y que la cita la tiene con su hija, que le espera en la mesa, él se queda sin palabras.
"De puta madre", comenta al verla. Y es que le parece guapisima. Cristina tiene claro que busca un hombre con presencia, como su padre. Uno que sepa dominarla.
En cuando ve entrar a Sergio, tiene claro que no es su tipo físicamente.
A ella lo que sí le ha impresionado es que él sea pintor artístico y se encargue de decorar camiones.
A pesar de estar muy nervioso, Lautaro confiesa enseguida que le encantan los ojos y el pelo de Lucía.
Por otro lado, a Cristina le va muy bien en su cita con Sergio, que la ve muy natural y le encanta su forma de ser.
Cuando ponen música, las dos parejas, tanto de madre como hija se unen y se ponen a bailar.
Momento que también aprovecha Lucía para interrogar un poco a Sergio.
Al final, tanto madre como hija coinciden en que ven a sus respectivas citas más como amigos que como pareja.