Tras hacer frente a una de las experiencias más duras de su vida, la reportera Sol Macaluso intenta volver poco a poco a la normalidad.
Ella se convertía en nuestros ojos en Ucrania, donde permanecía casi desde el comienzo del conflicto con Rusia.
A sus 27 años, la joven relataba a diario la última hora vivida en el país, y nos compartía las atrocidades y el miedo de los que era testigo.
Tanto es así, que sus padres, completamente desesperados, llegaban a pedirle que volviese a casa. Pero Sol Macaluso se negaba en un primer momento, al menos, hasta que la situación la superaba por completo.
"Durante años en la carrera aprendí que los periodistas no debíamos formar parte de la noticia", explicaba.
"Pero allí, en aquella situación yo era persona antes que periodista, hija, hermana y amiga, para mí en ese momento esa era mi prioridad".
"Sabía que no debía llorar y aún así lo hice, fui dura conmigo misma", reconocía. Y a día de hoy, asegura que sigue intentando gestionar sus emociones.
"No he llorado y es algo que tengo que hacer. Aún no aterricé, estoy allí. En el momento en el que me permita soltar todo lo que tengo dentro voy a necesitar un buen rato de terapia. Durante mi cobertura de la guerra hice psicoanálisis con mi terapeuta argentina", le confesaba a Jorge Javier Vázquez.
Sol Macaluso ha relatado su durísima experiencia
Además, aseguraba que se había visto obligada a ocultarle muchas cosas a sus padres para que no sufrieran.
"Me quise ir de Ucrania por miedo y por la angustia que tenían mis padres. La noche que comienza todo en Ucrania era imposible conciliar el sueño. Los bombardeos eran constantes. Fue la primera noche que tuve que recurrir a una medicación para poder dormir", decía Sol Macaluso.
Aunque si algo bueno le dejaba a la reportera esta terrible experiencia es el cariño que le muestra la gente de manera constante. "El cariño que me está demostrando la gente me tiene desbordada".
Justo por eso, también aprendía a lidiar con las críticas recibidas. "La gente ve un minuto de tu vida y ya te juzga, pero como digo, bienvenidas sean las críticas si mi trabajo ha servido para que alguna familia ucraniana pudiera ser acogida en España, como así me han dicho por redes sociales".
"No sé cuál es el secreto, si es que hay un secreto o un éxito, pero siempre he tratado de comunicar desde la emoción y el sentimiento", reconocía.
Hace apenas unos días, Sol Macaluso se rompía al recibir en El Programa de Ana Rosa un mensaje en directo de algunas de las personas que más quiere: su padre y su hermana.
"Es una niña de 27 años muy madura, muy solidaria, extremadamente humana y que le ha dado una faceta al periodismo de guerra muy particular. Es resiliente, buscadora de oportunidades, estaba con 4 o 5 trabajos a la vez antes de decidir irse a Kiev", contaba orgulloso.
"Estuvo 40 días antes instalada en Kiev, y el verdadero peregrinar de los padres empieza hace 30 días cuando nos manda un mensaje y nos dice que no nos asustemos que han entrado en guerra y ves las bombas caer..."
Mientras que su hermana, Pía, aseguraba ser conocedora del lado más duro de la historia.
"Nos quedábamos hablando después de hablar con mis padres y entonces sí que me contaba que las cosas no eran así y que no iban bien. He estado ocultándole noticias a mis padres, porque mi hermana me las iba contando", desvelaba la joven.
"Lo hemos llevado bien, pero ya la tenemos aquí. Hemos hablado mucho y es algo medio amargo, porque Sol está en casa pero hay mucha gente pasándolo mal. Hay que recordar que, primeramente no era una guerra, simplemente iba a Ucrania, pero luego estalló y hemos vivido mucha tensión".