Jesús Mariñas sabía desde hace semanas que la enfermedad que sufría le acabaría derrotando más pronto que tarde. Un cáncer de vejiga que le diagnosticaron en octubre de 2021 tenía la culpa. Durante los últimos tiempos fue perfilando su despedida.
Dejó por escrito cuál quería que fuera su epitafio: "Viví para vivir". Y es que trató de disfrutar de la vida con la mayor intensidad posible. El trabajo y los viajes le ocupaban gran parte del tiempo y era lo que en realidad le apasionaban.
Para algunos, Mariñas no era tan malvado como lo pintaban. Él mismo lo detallaba en sus memorias: "Confundían mi acidez con la maldad. Para ser malo se necesita una inteligencia que no poseo o un resentimiento que no tengo".
El secreto que Jesús Mariñas se llevó a la tumba y que podía haber cambiado España
Está considerado uno de los primeros comunicadores de la prensa rosa de este país. Siempre defendió el papel de este tipo de periodismo. "Ser cronista del corazón no significa ser un indocumentado como hoy critican algunos que se creen por encima del bien y del mal", señaló.
Hace unos meses había presentado sus memorias. En ellas contaba que "me cultivé todo lo que pude. De los que aparecen ahora como supuestos periodistas no puedo decir lo mismo".
La periodista de ABC Pilar Vidal le define en su crónica como una "enciclopedia andante. Todo lo sabía y todo lo había vivido en primera persona".
La primera entrevista que había hecho el colaborador de televisión fue a Wenceslao Fernández Flores. Recordaba que "fui acojonado a ver el autor de El bosque animado". Llevaba con él un libro de una primera edición que "compré en una tienda de segunda mano, se quedó sorprendido y me lo dedicó".
Jesús Mariñas explicaba que el escritor "tenía fama de mal carácter, pero le hizo gracia encontrarse con un imberbe que se enfrentaba a él". Aquello sería el primer paso en una larga carrera. Seguiría con sus crónicas en Época, Tiempo, La Razón y Diez Minutos.
Estuvo trabajando casi hasta el final de sus días. La semana pasada todavía había publicado una crónica en esta última cabecera abordando los planes de futuro de Isabel Pantoja.
También probó fortuna en televisión, donde consiguió hacerse un hueco gracias a su afilada lengua. Programas como Tómbola o los espacios matinales de María Teresa Campos le catapultaron al éxito.
Cuentan que era capaz de captar todos los detalles, no se le escapaba nada. Tenía algo especial que le permitía ganarse el cariño y la confianza de los personajes del momento.
Jesús Mariñas disfrutaba de cada minuto
Jesús Mariñas era un apasionado de los viajes. Le encantaba conocer y disfrutar de otras culturas. Siempre lo hacía acompañado por su marido Elio Valderrama.
Vidal desvela una anécdota que sufrió el periodista antes de la pandemia en Punta Cana. Fue retenido en la aduana medio día tras presentar una copia del pasaporte, del que con anterioridad había denunciado su pérdida. Aquello no supuso ningún problema para él, que en ningún momento vio alterados sus planes.
Cuando derribaron las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 se encontraba en la ciudad estadounidense. En sus memorias señaló que "por si el mundo se acababa me fui a comprar libros y ropa".
Como compañero de viaje, Jesús Mariñas había elegido a Elio, un fotógrafo venezolano. Le conoció casi de casualidad hace más de 30 años en la Gran Vía. A partir de ahí se volverían inseparables.
"Es mi otra memoria y estoy seguro de que la suya daría para un libro más jugoso que este", escribió en su última obra.