Fayna Bethencourt sigue pidiendo ayuda a gritos en medio de su preocupante situación personal. Y es que sigue sin haber rastro del que fuese su pareja y padre de sus hijos, El Yoyas.
La televisiva se encuentra completamente desesperada e incluso teme por su vida. Justo por eso, ha querido compartir su triste historia de malos tratos y violencia para que no vuelva a repetirse.
E incluso decidía enviarle una carta al Defensor del Pueblo. “Pido que intervenga y me ayude debido a la situación de indefensión en la que me encuentro”.
El Yoyas continúa en busca y captura desde el pasado mes de diciembre, cuando se le hacía una requerimiento de entrada en prisión.
Y es que está condenado a cinco años y ocho meses de prisión por varios delitos de malos tratos contra su familia.
“Soy una víctima de violencia de género que desconoce el paradero de la persona que condenaron por maltratarla”, se ha lamentado Fayna.
“Y que además tiene que soportar que este haga declaraciones públicas clamando una inocencia, desafiando así al poder judicial”, proseguía.
“Ejerciendo de nuevo un maltrato psicológico, esta vez público, hacia mi persona sin repercusiones legales por dichos actos”.
Por suerte, la historia de la ex gran hermana ha servido también para que otras muchas mujeres abran los ojos y “se pongan en contacto con ella”.
“Para relatarme que están viviendo también con el miedo de saber que su maltratador sigue en la calle a pesar de estar en busca y captura”, ha explicado.
“Algunas incluso sufriendo porque las penas de estos han prescrito sin que las autoridades los hayan encontrado”, advertía sobre su triste situación.
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Fayna Bethercourt pide ayuda para encontrar a ‘El Yoyas’
“El condenado debe de ser trasladado a prisión inmediatamente”, alegaba. “O en su defecto que se le coloque un dispositivo de seguridad para conocer su localización en cada momento hasta su posterior ingreso en prisión”.
De esa forma, Fayna se lamenta por el hecho de que la justicia “no garantiza en absoluto la seguridad de su víctima y es a todas luces una medida ineficaz”.
“Existen condenados en busca y captura por no haber sido trasladados por las autoridades competentes a prisión”, sentencia. “Dejándolos a su libre albedrío y con la posibilidad de escapar de la pena que se les ha impuesto”.
Hace apenas una semana que la ex concursante de Gran Hermano aparecía en televisión y se sentaba junto a Risto Mejide para contar su desgarrador relato.
“Cuanto más tiempo pasa, más intranquila estoy, porque no sé dónde está. No sé si este individuo va a estar escondido. ¿Y si le prescriben los delitos? ¿Quién te impide coger un avión? Él me lo decía, «me da igual ir a la cárcel»”, contaba la canaria.
“No estoy ni tranquila ni segura. Veo que pasan los meses, es que me ha amenazado tantas veces con matarme…”, le confesaba a Mejide. “Todavía hay algo dentro de mí que dice puedo acabar muerta. Eso es lo peor, que un día sea Fayna Bethencourt la que esté en el telediario”.
Para ella, no cabe duda alguna de que “los monstruos existen y no tardó en aparecer”. Una violencia que comenzaba con pretones, pisotones o malos gestos.
“Terminé aislada, me prohibió trabajar y cuando llegaron mis hijos vivía como una ama de casa de los años 50”, se lamentaba.
De hecho, la cocina “se convirtió en su hábitat natural. Una jaula de cristal en la que su única función era tener preparada la comida para ‘el ser’ con el que compartía techo”.