Herminia asegura que se priva de comer muchas cosas para estar bien. Fue taxista durante 35 años, un trabajo que le ha dado mucha libertad.
Una vez un cliente le ofreció mantener relaciones sexuales. Lleva mucho tiempo sola porque es muy independiente. No ha encontrado a nadie que la llene lo suficiente para enamorarse.
A su anterior pareja le fue infiel porque había carencias, pero considera que ya está todo perdonado.
A Ramón le gusta salir a la calle muy aseado. Asegura que todos le llaman 'el tío'. Cuando ve a Herminia considera que es de su estilo.
Ella tiene tres hijas, mientras que él tiene uno de 23 años. Cuando Ramón le ha dicho que ha tenido cuatro relaciones, a Herminia no le hace mucha gracia.
"Son muchas meteduras de pata", opina. A lo que Ramón le explica que con su primera mujer duró un año y lo hizo por obligación.
Herminia deja claro que no quiere ser la criada de nadie, ni ponerle la comida y la cena a un hombre.
Ella después de todo lo que ha trabajado, disfruta el hecho de no hacer nada. "Me lo he ganado".
Cuando se ponen a hablar de intimidades, ella se queda de piedra cuando Ramón confiesa que le gustaría hacerlo en un cementerio.
"Allí no te molesta nada, puedes gritar lo que quieras". A Herminia también le gusta que le haga reír y justo por eso decide tener una segunda cita.
"Mucho barco para tan poco marinero", opina Ramón, pero aún así han encajado a la perfección.
Atila busca una chica nórdica que le siga el ritmo
Atila se define como una persona diferente, muy aventurero. Le gusta irse al campo a conocer lugares nuevos, es bastante culo inquieto.
Le gustan las chicas con toque nórdico y tatuajes. Lina, su cita, es rusa y se considera muy echada para delante. También muy cabezota, que cuando se propone una cosa la tiene que conseguir o se derrumba.
Atila al verla se queda prendado y tiene claro que es su tipo. A él se le hace muy raro que ella tenga esos rasgos tan nórdicos y a la vez ese acento tan marcado de Granada. Pero es algo que le encanta.
Cuando Lina le llama cateto por soltar un leismo, Atila se queda un poco tocado. "No vamos a entrar en ese debate", le dice.
A partir de ese punto, a los dos les cuesta fluir. Sin embargo, si que coinciden en que en un futuro les encantaría mudarse al campo y tener una casita allí, con su huerto.
Ella le confiesa que busca una persona que le acompañe y es muy tradicional. Lo que no le cuadra a Lina es que él parezca estar de acuerdo con ella en todo. "No tiene personalidad", opina.
Finalmente decide no tener una segunda cita con Atila, aunque a él sí que le gustaría.
Fidel, un 'mendigo gatito' que busca el amor
Fidel aparece disfrazado de gato, y es que le llaman "el mendigo gatito".
Él cuenta que una vez si que le salió bien la jugada de aparecer con esas pintas, con una chica a la que le gustaban los gatos.
Jutidh viene a 'First Dates' por una promesa que le hizo a su padre. Ella se queda muy impresionada al ver a Fidel con esas pintas.
"No tengo nada que decir sobre esto", le confiesa. Y él le explica entonces que eso es lo más aberrante que podrá ver, y si consigue entenderlo, lo suyo funcionará.
Desde un principio, Fidel se da cuenta de que la chica no está dispuesta a seguirle la gracia.
"Soy muy vergonzosa y esta situación es un poco complicada", reconoce ella. Y él le promete que irá al baño a cambiarse.
Entonces Fidel le explica que da espectáculos. Y mientras ella trabaja en una multinacional de moda, él se lamenta porque le va muy mal la vida.
Es una persona de muchos altibajos, no tiene una fuente de ingresos fijo, ni coche.
Judith tiene claro que los dos tienen expectativas muy diferentes y que está en un estado emocional en el que no le gustaría estar.
Cuando él le cuenta que su sueño es actuar y que no lo ha conseguido a pesar de haberlo intentado durante mucho tiempo, Judith cree que tiene que saber cuando renunciar.
Aunque ambos tienen claro que no encajan y su relación no va a ningún lado, Fidel termina de arruinar la cena cuando la obliga a pagar a ella.