La primera visita del rey Juan Carlos a España tras dos años en Abu Dabi se ha convertido en todo un acontecimiento.
Y es que el emérito pudo reunirse en privado con su familia y también con varios de sus nietos, entre los que se encuentra la infanta Sofía.
"Ha tenido lugar un almuerzo familiar al que han acudido los Reyes, la Infanta doña Sofía, los Reyes don Juan Carlos y doña Sofía, así como la Infanta doña Elena y sus hijos, y la Infanta doña Margarita y don Carlos Zurita", citaba el comunicado emitido por la Casa Real.
Sin embargo, también estuvo a punto de producirse un encuentro de lo más desagradable entre el monarca y su exyerno, Iñaki Urdangarin.
Algo, que según relata Pilar Eyre en su blog de Lecturas, pudo evitarse en el último minuto. Y es que Don Juan Carlos tomaba la decisión de desplazarse hasta Pontevedra para ver jugar a su nieto, Pablo Urdangarin.
"En Zarzuela se echaron las manos a la cabeza", apunta Eyre. "¿Y si Urdangarin tiene también la idea de visitar a su hijo? Hay que evitar ese encuentro porque el emérito está en un plan que capaz sería de soltarle cuatro frescas".
Y es que el padre de la infanta Cristina todavía no le perdona al exduque de Palma que haya engañado a su hija con otra mujer.
De hecho, dicen que tras enterarse y ver las imágenes de Iñaki junto a su nueva pareja, su reacción no se hizo esperar: "¡Pero qué hijo de puta!", habría exclamado.
Además, habría remarcado que expresamente que no quiere saber nada más de él. "A este ni un duro, de este tío no me habléis más", habría confesado a su círculo más íntimo.
La traición que pone al Rey Felipe entre la espada y la pared
El encuentro entre el rey Juan Carlos e Iñaki Urdangarin que pudo acabar en desastre
Finalmente, y por suerte, la jornada trascendía con total normalidad y el emérito podía ver jugar a su nieto.
Un encuentro fugaz en el que tuvieron la oportunidad de charlar durante unos minutos, ya que el joven debía volver rápidamente con el resto del equipo para poner rumbo de nuevo a Barcelona.
Parece que durante los cinco días que el emérito ha pasado en España, sus decisiones no han sido del agrado de todo el mundo.
Además, "se ha tenido que contentar con la compañía de sus camaradas de regatas, ya que el resto de sus amigos parecen haberle dado la espalda".
"La impresión que nos ha dejado estos días que ha estado entre nosotros ha sido esa: un hombre mayor, con muchos problemas de movilidad, con el rostro desencajado por el dolor y ojos tristes, dando bandazos no solo físicos, sino de comportamiento y actuaciones", remarca Pilar Eyre.
Según la periodista, al rey Felipe no le quedaba de otra que aceptar la vuelta de su padre, "aunque trató de hacerlo de manera que la institución saliera lo menos perjudicada posible".
"Esas horas que han pasado juntos en Zarzuela, la indiferencia gélida de Letizia y la incomodidad de Felipe, seguro que al emérito le han importado poco", sostiene.
Pese a todo, cabe recordar que Don Juan Carlos hace tiempo que manifestaba "su voluntad de establecer su lugar de residencia de forma permanente y estable en Abu Dabi por razones personales".
Además de "su decisión de organizar su vida personal y su lugar de residencia en ámbitos de carácter privado, tanto en sus visitas como si en el futuro volviera a residir en España, para continuar disfrutando de la mayor privacidad posible".
Sin embargo, parece que desde La Moncloa todavía no han visto esa intención de "tener un comportamiento más discreto, pese a que se remarcaba precisamente eso: su promesa de privacidad".
Y es que el rey emérito, según fuentes gubernamentales, "ha hecho toda la vida lo que ha querido". Aunque esperan que en algún momento reaccione, pese a tener "la impresión de que lo ha hecho todo bien".