Jaime Peñafiel está a punto de cumplir 90 años. El periodista se resiste a ver a doña Letizia como la Reina de España. En su última entrevista, el comunicador no ha podido evitar mencionarla y dejarla en un lugar nada bueno.
A Juan Carlos I se la jugaron en su casa
Que la mujer de Felipe VI no es del agrado de Jaime Peñafiel no es ningún secreto. Para el periodista, doña Letizia nunca va a ser comparable con otras mujeres de la realeza. Y es que le tiene una especial inquina que no se le pasa con los años.
Está previsto que su suegro, Juan Carlos I, viaje a España en los próximos días tras permanecer en el exilio durante casi dos años. Jaime Peñafiel tiene clara su posición al respecto.
Para Jaime Peñafiel, Felipe VI ha sido “un mal hijo” porque echó a su padre de casa. Jaime Peñafiel destaca en una entrevista para EL ESPAÑOL que hubo un hecho trascendental que marcó un antes y un después en esta historia de padre e hijo.
“Cuando el Jefe de la Casa de su Majestad el Rey (...) le dijo de parte de la vicepresidenta que tenía que echar a su padre, Felipe se mostró impasible. No movió ni un músculo”, ha señalado Peñafiel.
“Aquella carta en la que Juan Carlos le comunica que se va fuera de España para facilitarle el camino es mentira”, ha añadido en la entrevista.
Según el periodista, esta misiva “la escribió Felipe en colaboración con Pedro Sánchez. Se la entregaron al emérito en Abu Dabi el abogado del Rey junto al general Sanz Roldán, exdirector del CNI".
"Le obligaron a firmar. Felipe traicionó a su padre”, ha destacado el comunicador nacido en Granada.
Doña Letizia también habría tenido algo que ver en esta decisión de acuerdo con las declaraciones de Peñafiel.
“Lo que hizo Felipe es anticonstitucional porque a un ciudadano español no se le puede echar del país. Está escrito en la Constitución. No sé por qué no vuelve, no se lo pueden impedir”, ha señalado a EL ESPAÑOL.
“Fue un complot en el que participaron Letizia, porque odia al emérito; Sofía por razones obvias y Felipe porque quería ser Rey. Además, hubo otras personas en Zarzuela. Fue una decisión triste y forzada”, ha apuntado en esta reciente entrevista.
Letizia, siempre en el punto de mira del granadino
Lo cierto es que en la actualidad el periodista trata de mantener una distancia correcta con doña Letizia “para ser independiente tanto para lo bueno como para lo malo”. De hecho, es muy consciente de lo que ha publicado sobre ella a lo largo de los años y no le importa asumirlo. Lo que no piensa consentir es que se le echen en cara cosas que no son ciertas.
“Antes de casarse me reprochó varias cosas que yo ni había dicho ni escrito. Le dije que ni me chillara ni me señalara con el dedo. Al final, zanjé el tema”, ha recordado Peñafiel.
A pesar de que considera que doña Letizia en las distancias cortas gana, ha tenido algún que otro encontronazo con ella tras sus reproches.
“Pasaron diez años hasta que nos volvimos a encontrar en la cena de aniversario de El Mundo. Le tendí la mano y no me la daba. Le dije que iba a contar hasta cinco, me la dio y se fue”, ha asegurado a EL ESPAÑOL.
Los eméritos, nada que ver uno con otro
En cuanto a la suegra de doña Letizia, Peñafiel la considera una mujer de hielo. Su carácter es complicado y destaca por ser muy mandona, según el periodista.
Jaime le tenía mucho afecto hasta que falleció su hija. Su comportamiento entonces no le pareció nada oportuno.
“No le pedía nada. Al menos una especie de terapia para cambiar impresiones, ya que ella presidía la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD). Me traicionó. Tardó dos meses en darme el pésame”, ha explicado el comunicador y escritor.
La actitud de Juan Carlos I con él fue totalmente distinta. “El Rey enseguida me llamó llorando”, ha subrayado.
Está claro que, a sus casi 90 años, este periodista que ha viajado por todo el mundo no va a cambiar de opinión sobre los miembros de la realeza española. Para él todos se han portado mal con el emérito y no le importaría que regresara a España para quedarse. Al fin y al cabo, para el comunicador estaría en todo su derecho de hacerlo le pese a quien le pese.