El exmonarca Juan Carlos I, conocido por su vida pública y las controversias que le han rodeado en los últimos años, esconde una faceta menos conocida relacionada con sus gustos alimenticios. Según reveló una empleada que trabajó para él, el padre de Felipe VI jamás come hongos ni trufas, un detalle curioso que podría sorprender a su propio hijo.
El origen de su rechazo a las setas y trufas
El motivo detrás de esta aversión no es caprichoso, sino que se remonta a un episodio traumático de su infancia. Cuando era niño, Juan Carlos disfrutaba de un paseo por un bosque en Suiza junto a sus primos. Durante esa salida, recogieron y comieron setas silvestres, desconociendo el peligro de consumir hongos sin identificar. Como resultado, los niños sufrieron una intoxicación alimentaria que, aunque no pasó a mayores, dejó una profunda huella en él.
Desde aquel incidente, el emérito evita cualquier alimento relacionado con hongos, incluyendo las trufas, un ingrediente muy apreciado en la alta cocina. Este rechazo resulta sorprendente para alguien reconocido por su buen gusto gastronómico y su inclinación hacia los platos refinados.
Sus imprescindibles en la mesa
A pesar de su negativa hacia las setas, Juan Carlos I es un amante declarado de la gastronomía mediterránea. Según la misma empleada, hay tres alimentos que siempre tienen un lugar asegurado en su dieta: el jamón serrano, las lentejas y las anchoas. Estos platos no solo reflejan su preferencia por la comida española, sino que también le conectan con los sabores tradicionales de su tierra, incluso ahora que reside en Abu Dabi.
Además de estos alimentos, el emérito tiene una costumbre particular que forma parte de su día a día: acompañar su café matutino con una onza de chocolate. Este pequeño capricho es su manera de empezar las mañanas con energía y disfrutar de un momento de placer sencillo.
Un dato que humaniza su figura
El hecho de que Juan Carlos I tenga estos gustos alimenticios tan definidos y marcados por un episodio de su infancia aporta un toque humano a su imagen. Aunque su figura ha sido objeto de controversias en los últimos años, detalles como este lo acercan al público y muestran una faceta más personal.
Por otro lado, este dato podría resultar curioso para Felipe VI, quien ha estado en el foco mediático en más de una ocasión debido a los escándalos relacionados con su padre. La revelación de que el emérito, conocido por disfrutar de la buena mesa, añade una dimensión inesperada a su carácter.
Sabores que lo conectan con España
A pesar de residir en Abu Dabi, Juan Carlos I no ha renunciado a sus platos favoritos. Su amor por la gastronomía española, especialmente por los sabores tradicionales, lo acompaña allá donde va. El jamón serrano, las lentejas y las anchoas no solo son esenciales en su dieta, sino que también representan una conexión emocional con los años que pasó en España.
Este nuevo detalle sobre los hábitos del emérito muestra cómo las experiencias de la infancia pueden influir en nuestras elecciones. Incluso en alguien acostumbrado al protocolo y las normas de la realeza. Aunque su figura pública esté marcada por las decisiones que tomó como rey, estas pequeñas anécdotas permiten conocer una parte más cercana de su vida.