Letizia vivió el pasado miércoles 25 de enero un momento de lo más incómodo que se ha convertido en viral. En el Palacio Real de Madrid, los reyes procedieron a la tradicional recepción anual al Cuerpo Diplomático. Un momento en el cual se dieron cita varias personalidades políticas y donde la reina fue despreciada delante de todos.
La monarca aguantó el tipo, pero en su semblante se reflejaba su malestar por haber sido ignorada. El representante iraní rehusó saludar a Letizia pasando delante de ella sin ni siquiera mirarla y la madre de Leonor sabe que se debe el desprecio.
Letizia conoce la razón de su humillación
Letizia se ha tomado muy en serio su papel como reina desde el principio pese a no conocer con exactitud los protocolos. Ha trabajado duro para adaptarse y saber cómo comportarte en cada acto institucional al que acude.
No obstante, pese a entender las tradiciones de cada país, todavía le cuesta aceptar la manera de proceder de algunos dirigentes. De ahí que Letizia se viera sorprendida cuando Hassan Ghashghavi, el embajador de la República Islámica de Irán, la rechazara en plena recepción.
Como cada año, los reyes daban la bienvenida al Cuerpo Diplomático en la recepción de la Saleta de Gasparini, en el Palacio Real. El desfile de personalidades comenzó sobre las 12 de mediodía sin ningún contratiempo.
Llegado el turno del representante iraní, este procedió primero a estrechar la mano de Felipe. Sin embargo, cuando todos esperaban que hiciera lo propio con Letizia, este pasó de largo sin saludarla. Un gesto que despistó a la reina y que provocó que esta se sintiera algo avergonzada al verse públicamente ignorada.
Pero lo cierto es que existe una razón por la que Ghashghavi actuara de esa forma. La revolución islámica en Irán en 1979 estableció una serie de normas. Una de ellas, que los hombres no pueden tener contacto físico con las mujeres en público.
Es por ello que el embajador iraní rehusó estrecharle la mano a Letizia, cumpliendo así con las directrices islámicas impuestas en su país. Unas normas que impiden que incluso se salude de manera educada e institucional a mujeres que ostentan un alto cargo.
Letizia, todo un ejemplo de saber estar
Es habitual que Letizia exprese con gestos aquellos momentos que le han ocasionado algún desconcierto. En cada acto público al que acude, es analizada en profundidad y la actitud de la reina siempre genera debate.
Cuando el representante iraní declinó saludarla, la mujer de Felipe aguantó el tipo como pudo y evitó mostrar su desconcierto. En todo momento le mantuvo la mirada mientras asomaba una sonrisa para, segundos después, continuar saludando a los invitados.
El resto de los allí presentes saludó con normalidad a los dos monarcas, lo que provocó que todavía fuera más llamativa la actitud del embajador de Irán. Pero analizando en profundidad la actitud de la reina, se puede apreciar que ella intuía lo que iba a pasar. La monarca permanece recta y con los brazos a los lados, lo que indica que sabía que el embajador no le iba a estrechar la mano.
Durante el discurso que pronunció el rey, Letizia mantuvo la compostura con la mirada al frente. Un discurso con el que Felipe quiso poner en valor la importancia de la Unión Europea ante los últimos acontecimientos.
"Es esencial que la comunidad internacional, de la que ustedes son aquí sus altos representantes, continúe trabajando en pro de un orden internacional pacífico", decía. "En el que imperen la justicia y el Derecho, y no la imposición por la fuerza de las armas o por la amenaza de su uso", señaló.
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