Lydia Lozano recibió la tarde del pasado viernes 18 de noviembre una noticia que la dejó totalmente destrozada. Una de las peores pesadillas de la periodista amenaza con volver para recordarle el momento profesional que casi arruina su carrera. Lozano se enteraba de que esta noche en el Deluxe se volvería a ver las caras con Al Bano.
El cantante italiano saltó a la palestra tras su supuesto romance con Patricia Donoso y el programa no tardó en ponerse en contacto con él. La dirección del programa ha emplazado a Lydia a sentarse frente a Al Bano y la colaboradora sufría un ataque de ansiedad.
Lydia Lozano se sienta frente a frente con su peor enemigo
A Lydia Lozano le costó años recuperarse del error profesional que la dejó totalmente desacreditada como periodista. Su idea de que Ylenia Carrisi, hija de Al Bano y Romina Power, estaba viva le costó un gran disgusto y una demanda.
Desde entonces, Lozano no ha hecho otra cosa que pedir perdón por lo que ocurrió, pero el cantante se negó a aceptarlo. Arremetió contra ella sin piedad y la sentenció públicamente negándose a coincidir con la colaboradora en un plató.
Pero cuando Patricia Donoso aseguró haber tenido una relación sentimental con él, Lydia sabía que lo peor estaba por llegar. Y así ha sido. El viernes, David Valldeperas anunció la presencia del italiano en el Deluxe y que Lydia debía estar presente en la entrevista.
"Sabía que esto era posible", comenzó diciendo sin poder contener las lágrimas. "Me da igual que me despidan, pero yo no me voy a sentar con Al Bano", respondió. Lydia está cansada de que esa pesadilla le persiga cada cierto tiempo y no está dispuesta a volver a quedar en evidencia.
Al Bano siempre se ha negado a tener un cara a cara con ella y, en esta ocasión, es la periodista la que se niega a verlo. "Yo comprendo el daño que le he hecho, pero yo no voy a pedir más perdón", explicaba. "No voy a hacer un circo: ni me voy a sentar, ni me voy a arrodillar", sentenció.
Lydia Lozano: "Me da igual que me despidan"
Lydia no podía ocultar la angustia que le producía el hecho de tener que sentarse frente al artista y su estado de nervios era evidente. Rota en llanto, reiteraba una y otra vez su firme decisión, consciente de que esto le podría dejar sin trabajo.
En cuánto Donoso pronunció el nombre del italiano, la colaboradora sabía que, tarde o temprano, el programa se pondría en contacto con Al Bano. Lozano conoce muy bien la manera de proceder de Sálvame y tener al exmarido de Romina en el plató genera doble expectación.
Porque, obviamente, no solo se sentaría para hablar de si tuvo o no un idilio con la abogada, sino que aprovecharía para salpicar a Lydia. "Todo esto me ha hecho mucho daño, y todo lo que sé por detrás", comentaba desbordada. "Cuando vi las declaraciones de que era una segunda Lydia, sabía que era posible que se presentase, lo tengo muy claro", confesó.
Aunque a la periodista le costó pasar página a ese oscuro capítulo de su carrera, Al Bano siempre la ha tenido muy presente. De ahí que Lozano haya llegado a tomar la decisión de jamás coincidir con el artista.
"Me da igual que me despidan, yo mañana no me siento con Al Bano, lo siento, asumo el despido", señalaba. "Han sido años pidiendo perdón y en todos los titulares nombrándome", añadía cansada de llevar a sus espaldas tantos años de castigo.
Lydia se niega a acudir al Deluxe
Ante el ataque de nervios de Lydia, David Valldeperas quiso tranquilizarla explicándole que, en esta ocasión, el artista "no había vetado a nadie". Con lo que aceptaba el hecho de poder reencontrarse con la colaboradora. "En ningún momento ha puesto peros, hace unos años, él dijo expresamente que no quería que estuvieras; esta vez no se ha pronunciado", explicó.
Sin embargo, las palabras del director no le convencieron. Todavía recordaba el desprecio público que Al Bano le hizo hace años y cómo para ella "fue la peor noche de mi vida". Valldeperas insistía, pero la periodista se negaba.
"Estaría muy bien que estuvieras en esa entrevista", reiteró. Veremos si esta noche Lozano accede a sentarse cara a cara con el ex de Romina Power.