Marta Riesco y Rocío Flores tendrían más en común de lo que pueda parecer a simple vista. Y es que ambas habrían decidido recurrir a los retoques estéticos para mejorar su aspecto.
Algo a lo que se han vuelto bastante adictas con el paso del tiempo. “Nos acostumbramos a vernos como el filtro nos muestra y luego nos avergonzamos”, opinaba una experta en el tema. “Nos muestran fotos de gente que no son como parecen”.
De hecho, “hay personas que no se quieren sin filtro”. Algo, que a la larga puede derivar en “trastornos de ansiedad, sensación de que nunca es suficiente y obsesión por la belleza”.
Así, desde Ya son las ocho no dudaban en señalar a Marta Riesco como una “empoderada de los retoques”. “Se mete cintura, se retoca la cara y lo dice abiertamente”, apuntaban al respecto.
La reportera nunca ha negado que haya pasado por quirófano para verse mejor. Así, se habría sometido a tratamientos para reducir las arrugas de expresión de frente y contorno de ojos.
También reposición de volumen en los pómulos mediante un relleno del músculo o una evidente rinoplastia para acabar con uno de sus grandes complejos.
“Tenía la nariz bastante grande como para abajo y eso no me gustaba. Empecé acomplejarme bastante”, explicaba la propia Marta.
Eso, sin contar con un aumento de volumen de labios o incluso inyecciones de vitaminas para lograr mayor luminosidad en la piel.
Pese a todo, la reportera asegura que los retoques nunca han afectado a su autoestima. “Mi psicólogo me preguntó cómo era mi autoestima y yo siempre ha considerado que la tengo bien”, confesaba.
Marta Riesco y Rocío Flores, adictas a los retoques estéticos
“Como soy muy miedosa nunca pensé en pasar por quirófano, hasta que un día me animé, me fui con mi madre al ver al doctor Peñas. Me dijo que mi rostro iba a mejorar muchísimo”, desvelaba.
“No me tocaron el tabique de la nariz, fue una cirugía ambulatoria y sin anestesia general”, relataba muy orgullosa de haber dado ese paso.
Curiosamente, parece que la joven comparte esa obsesión por los retoques estéticos con Rocío Flores. La hija de Antonio David luce irreconocible tras haber pasado por chapa y pintura.
“Me he quitado un bulto de la nariz, me he rellenado un poco los labios, me he puesto bótox en la frente y como tengo un hueso de nacimiento pues me lo he rellenado”, reconocía para empezar.
Además, también recurría al bótox y al ácido hialurónico para remodelar su rostro. “Siempre me he querido y valorado muy poco, pero ahora estoy en un punto en el que me encuentro bien conmigo misma”, confesaba la nieta de 'la más grande'.
Entre otras cosas, Ro también se habría realizado un tratamiento de microblanding para corregir la forma de sus cejas y un tratamiento láser para acabar con el acné y dar luz a su rostro.
Eso, si contar con que se ha puesto extensiones de pestañas, se ha retocado los labios, e incluso se ha sometido a una bichectomía para obtener un rostro más anguloso y estilizado. Además, la joven se somete de manera regular a todo tipo de tratamientos corporales, como la maderoterapia.
Recientemente, Ro tomaba la decisión de ponerle fin a uno de sus grandes complejos y también decidía operarse el pecho. “Tenía muchísimas ganas de hacerlo”, desvelaba.
“Es consecuencia de la pérdida de peso, ha adelgazado tanto en los últimos meses que las cosas a veces se descuelgan”.
Eso, sumado a una lipoescultura de la que todavía sigue recuperándose. “Un remodelado a través de la extracción de grasa en partes localizadas”.
De hecho, ya presume de la cinturita de avispa que se le ha quedado tras la intervención.