Pablo Urdangarin continúa siendo objetivo involuntario de la actualidad con cada uno de sus movimientos. Ser hijo de una infanta le hace pagar ese precio, ser centro de la información. Primero unas imágenes junto al que podría ser su primer amor, ahora otras que desvelan cómo es la relación entre Pablo y su madre.
Pablo Urdangarin está enamorado. Así lo confirmaban las imágenes en las que el jugador de balonmano aparecía de la mano de una chica paseando por las calles de Barcelona. El segundo hijo de Iñaki Urdangarin se ha convertido en objetivo de los reporteros, que también lo grabaron en el interior de un centro comercial.
Es habitual que la infanta visite la ciudad Condal y presencie alguno de los partidos de balonmano en los que juega Pablo. Como cualquier otra madre, la hija de los reyes eméritos se muestra afectuosa con su hijo y no tiene problema en abrazarlo en la grada. La última vez, la Infanta además coincidió durante el encuentro deportivo con la nueva amiga de su hijo, Johanna Zott.
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Pablo Urdangarin muestra cómo se lleva en realidad con su madre
Pero si hay unas imágenes que han dicho más que muchas palabras, ha sido una grabación en la que aparecen Pablo y la Infanta despidiéndose a las puertas de un hotel. El vídeo muestra la gran complicidad que el joven tiene con Cristina de Borbón. En las imágenes se puede ver cómo se despiden, ajenos a las cámaras, primero con un apretón de manos, algo muy habitual entre los jóvenes.
A continuación se dan dos besos de cortesía para después abrazarse cariñosamente. El gesto más sorprendente llega cuando Pablo Urdangarin dibuja la señal de la cruz sobre la frente de ella y la Infanta hace lo mismo con su hijo. Un entrañable gesto que muestra la enorme conexión que hay entre ambos.
En el ámbito católico, la señal de la cruz simboliza la protección y cuidado hacia quien se dirige. Con palabras podría ser “que Dios te cuide y te acompañe”. La Infanta ha sido educada en la fe cristiana, se encuentra muy vinculada a ella, algo que ha inculcado a sus hijos.
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Cristina está muy pendiente de sus cuatro hijos, aunque resida en Ginebra, viaja a menudo a Barcelona para encontrarse con los mayores. Hace pocos días, la hija de Juan Carlos I se desplazó a la ciudad donde vivió tras casarse con Iñaki Urdangarin. Allí se reunió con Pablo, quien, al parecer, estaría disgustado por las dificultades que encuentra para mantener su intimidad.
Pablo Urdangarin está preocupado por su exposición a los medios
La infanta acudió a la capital catalana para animar a su hijo en su último partido y sobre todo acompañarle emocionalmente y asesorarle sobre cómo manejar su relación con la prensa. El joven procura preservar el anonimato de su nueva acompañante ante los medios de comunicación y se encuentra desorientado.
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Sin buscarlo ni quererlo, las informaciones sobre Pablo Urdangarin son habituales en la prensa del corazón. Cuando se instaló en Barcelona, hace ya tres años, el joven casi pasaba desapercibido. Sin embargo, tras publicarse las imágenes de su padre con Ainhoa Armentia en la playa de Bidart, se convirtió en portavoz involuntario de la familia.