Rocío Flores ha vuelto a hacerlo, y es que parece que la joven le ha cogido gusto a eso de recurrir a los retoques estéticos para verse mejor.
Con apenas 25 años, la lista de operaciones que se ha hecho la hija de Antonio David comienza a ser interminable.
Comenzando por una maxtopexia, con la que conseguía elevar el pecho y presumir de escote, y siguiendo por una lipoescultura que le ha dejado la figura deseada.
Eso sí, esta última intervención le hizo pasarlo realmente mal e incluso arrepentirse en un principio de haber pasado por quirófano.
La nieta de 'la más grande' tuvo muchos dolores e incluso se veía obligada a usar una faja compresora durante varias semanas. Sin embargo, al ver los resultados no se arrepiente de nada.
? Antonio David Flores destapa cómo se ha hecho rica Rocío Carrasco
Rocío entraba con 57 kilos a quirófano y hoy en día ya ha perdido casi 10 kilos más, gracias a lo cual presume de tener un cuerpazo en sus redes sociales.
"Estoy muy feliz. He ganado mucha autoestima. Me lo volvería a hacer a pesar de todo", reconocía frente a sus seguidores.
Además, a esto también debemos sumarle una bichectomía o las continuas infiltraciones de ácido hialurónico y bótox.
Retoques no tan agresivos gracias a los que ha conseguido endulzar su expresión, elevar las cejas y presumir de unos labios mucho más llenos e hidratados.
Aunque justo cuando pensábamos que Rocío ya habían conseguido el aspecto deseado, ha conseguido revolucionar nuevamente a sus seguidores.
Y es que la joven se ha visto obligada a explicarse tras volver a ponerse en manos de su cirujano de confianza.
Rocío Carrasco, impactada con el cambio de su hija
"Me asombra tener que estar justificándome todo el rato de todo los tratamientos que me hago. Yo no me estoy haciendo nada raro en la cara", comenzaba diciendo a sus seguidores.
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"Me he puesto tres pinchazos de bótox en la frente, he rellenado los surcos de la boca con ácido hialurónico y me he inyectado vitaminas para tener el cutis más luminoso", explicaba acerca de sus últimos retoques.
De esa forma, la hija de Rocío Carrasco ha querido restarle importancia a lo que muchos ya ven como una ligera obsesión por verse siempre perfecta.
Algo que la propia Rocío terminaba reconociendo: "Soy muy exigente con mi imagen y al estar cada vez más delgada se me marcan más las arrugas", ha detallado.
"Me he puesto ácido para no tener que estar retocando tanto las fotos", añadía. Y lo cierto es que tampoco duda en promocionar las clínicas estéticas en las que se somete a todos estos tratamientos.
El cambio que ha experimentado la joven en estos últimos años ha sido brutal, llegando a perder más de 20 kilos desde su paso porSupervivientes.
Además, también se ha tomado muy en serio eso de cuidarse en todos los aspectos. Para empezar, la joven sigue una dieta muy estricta y también entrena a diario para conservar los resultados de sus operaciones.
Sin contar con que también recurre a procedimientos como la maderoterapia con la que consigue redefinir sus curvas y eliminar la grasa localizada.
Hay que tener en cuenta que la joven es muy consciente de que a partir de ahora vive de su imagen, al menos desde que saltase al foco mediático.
Justo por eso, tomaba la decisión de cuidarse más y conseguir la mejor versión de sí misma. No hay día en el que las marcas no llamen a su puerta para ofrecerle alguna colaboración, a pesar de que ha decidido alejarse por completo de la televisión.
Sin embargo, muchos mantienen la esperanza de poder volver a verla en algún programa, como cuando ocupaba el puesto de colaboradora junto a Ana Rosa Quintana.