Rocío Carrasco lleva años sin ser capaz de mantener relación ni con sus hijos ni con sus hermanos. Algo que ya ha explicado en numerosas ocasiones, y es que su enfermedad le impide dar ese paso.
Rociíto lleva años tratándose por una depresión crónica y para curar el daño psicológico que le ha podido causar Antonio David.
Algo que también han vivido de primera mano aquellos cercanos a ella, como es el caso de Terelu Campos
La colaboradora explicaba hace poco que, a pesar de todo, siempre ha creído que Gloria Camila sintió la necesidad de llamar a Rocío Carrasco.
Al menos, para confirmar de primera mano que lo que contaba era verdad. "Se me ponía un nudo en la garganta cuando escuchaba a Rocío recordar cuando su hija y Gloria Camila jugaban con su pelo o le hacían cosquillas", señala Campos.
"Un recuerdo bonito, porque era cuando todo iba bien, y al mismo tiempo doloroso, porque es probable que no se vuelva a repetir nunca más", reflexiona al respecto.
"En algún momento he pensado que esa niña necesitaba a su hermana mayor", manifiesta. "Algunos comportamientos o frases de Gloria dejaban entender que tenía la necesidad de verla o de hablar con ella. Sé que Rocío lo ha podido pensar también".
Sin embargo, también llegaba a la conclusión de que a Rociíto le resulta imposible mantener relación con personas "que están cerca del padre de sus hijos".
Así, la hija de María Teresa Campos insiste en que su amiga está guiada por un equipo médico y lleva mucho tiempo luchando por salir adelante.
Gloria Camila sintió la necesidad de llamar a su hermana
Durante su docuserie, Rocío Carrasco desvelaba el momento exacto en el que tuvo que renunciar a sus hijos.
Y fue cuando decidía concederle la custodia compartida a su ex. Es decir, la mujer de Fidel Albiac aceptó un nuevo convenio regulador para que los niños pudieran pasar quince días con cada uno de ellos
"Me llevó a pensar que quizás si yo accedía de alguna manera y contribuía a que él estuviera más tiempo con los niños, que todo iba a cesar".
Algo que hizo a Rociíto mantener la esperanza de que "así todo pararía, el machaque a los niños y lo público".
Lamentablemente para ella, conseguía todo lo contrario y terminaba perdiendo tanto a Rocío como a David Flores, que se iban a vivir con su padre.
De hecho, años después sigue sin encontrar el momento preciso para poder reencontrarse con ellos. "Si no le cojo el teléfono es porque yo no estoy preparada y ella tampoco. Así es", decía sobre la posibilidad de ver a su hija.
"No estoy preparada, no quiero volver a vivir con miedo de que suene la puerta y sean los niños, que regresen los vómitos por el miedo. No quiero", se lamentaba.
"Me ha costado mucho estar como estoy hoy y no puedo. Sé que habrá gente que no me entienda, pero esto no es un capricho, es una recomendación médica".
Además, Carrasco tiene claro que sus hijos no han salido nunca de esa manipulación, habiendo crecido con una única versión.
Pero, pese a ello, insistía en que "a una hija jamás se le deja de querer, ella es lo mejor que me ha pasado en la vida. Ser madre es lo mejor que me ha pasado en el mundo".
Puede que en un futuro la mujer de Fidel Albiac sea capaz de volver a enfrentarse a ese doloroso pasado y contarles de primera mano su versión de la historia.