Rocío Carrasco ha visto como las puertas de Telecinco se le cerraban. Desde hace meses ya no contaban con ella y recientemente se confirmaba que estaba entre los personajes vetados por la cadena. No obstante, la empresaria se guarda un as bajo la manga que le permitiría regresar al universo Mediaset en un futuro.
El pasado domingo la hija de la Jurado volvía a la televisión. Pero en esta ocasión lo hizo en TVE, en el programa Late Xou, que se emite en la desconexión de Cataluña. Allí tuvo tiempo para sincerarse sobre todo lo ocurrido en los dos últimos años.
Rocío confesó que tenía miedo a hablar, pero consiguió liberarse tras desprenderse de la enorme carga que arrastraba desde hace 20 años. A través de la docuserie desveló los presuntos malos tratos de su exmarido. Eso le sirvió de terapia, además de valerle para ganarse el respeto de una parte de la audiencia.
Explica que le costó mucho dar el paso. "El primer día de rodaje lo recuerdo con muchísimo miedo", señala. No sabía a lo que se iba a enfrentar a partir de ese instante y "lo único que quería era taparme, meterme debajo de la cama y desaparecer".
Lo define como "una experiencia muy dura, pero muy positiva". Cree que esa decisión resultó esencial para superar el duro bache por el que atravesaba. "Pude volver a vivir, estaba acojonada porque no sabía qué mi dirían; si me dirían que era una mala madre...", añadió.
Con el tiempo fue ganando en confianza y se la pudo ver mucho más segura durante las grabaciones de la serie documental. Se fue soltando y abordando con mucha naturalidad cuestiones que le habían provocado mucho daño en el pasado.
Rocío Carrasco se mostró de lo más relajada durante su visita al programa de TVE. Hasta el punto de que compartió unas cuantas anécdotas sobre el rodaje de la docuserie de Mediaset. Indicó que las grabaciones se hicieron con mucha discreción.
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Debía mantenerse todo en el más absoluto secreto. No podía enterarse nadie de los planes que tenían en mente en la cadena. De hecho, confesó que para referirse a ella y a su marido utilizaban nombres en clave.
La empresaria era conocida como Olivia, mientras que Fidel era Batman. Pese a todas las críticas recibidas, ella trata de mantenerse al margen, respetando la opinión de los demás. Sabe que su versión no ha sido del agrado del todo el mundo.
"Quien quiera creerme, que lo haga, y quien no, que no me crea. Yo no puedo hacer más", dijo en la cadena pública. Estaba en un ambiente relajado y más distendido, nada que ver con lo que había encontrado en Telecinco.
Rocío Carrasco tiene en mente unos cuantos proyectos
Rocío Carrasco no pierde el tiempo y ya trabaja en una serie de proyectos. Siempre tiene muy presentes a sus padres, de ahí que tenga previsto honrar la memoria de los dos con una serie de iniciativas.
Continúa pendiente del museo de la cantante en Chipiona, sin descuidar tampoco el musical que homenaje a la más grande. De hecho, están a la espera de cerrar más fechas para las actuaciones. Tampoco se olvida de su padre Pedro.
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Tanto la empresaria como su marido tienen entre manos una serie sobre el boxeador. "Para reivindicar la historia de los dos. Fueron muy grandes por separado y también cuando estaban juntos", añadió.
Sabe que esta producción puede ayudarle a regresar a Telecinco. La venta de este trabajo le reportaría, además, una importante cantidad de dinero.