Pues ya estamos aquí de nuevo, un martes más con este ‘Sin Secretos’, o ‘Sin Filtros’, como prefiráis llamarlo, y casualmente hablando de la misma persona de la semana pasada: Rocío Flores. Me habéis “obligado” a ello, y ahora os explico el por qué.
Es curioso que, en estos casi siete años que llevo en la profesión, son pocas las veces que he visto tanto odio, manipulación y tanta rabia hacia una chica que lo único que siente es un gran hartazgo de todo lo que le rodea.
¿No os dais cuenta? Porque su cara lo dice todo. Sí, me refiero a ese rostro serio que ya ni se esfuerza por cambiar y que representa la realidad que vive desde hace casi dos años.
“Por contrato, Rocío Carrasco pasó a tener la verdad absoluta de todo”
“Mirad qué cara de asco, es peor que su padre”, o “Rocío la brotes” son solo algunas de las mil y una cosas que han dicho estos días sobre ella a raíz su aparición en la inauguración de la sala de exposiciones que el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes (Madrid) ha cedido a Ortega Cano para que exponga su trayectoria taurina.
La hija de Antonio David y Rocío Carrasco estuvo presente para apoyar al torero, al que quiere desde que era pequeña, pero la presencia de la prensa (y según qué prensa en concreto) pues no le hizo demasiada gracia.
Y no es para menos, ya que llevan lapidándola y burlándose de ella desde el momento en el que, por contrato, Rocío Carrasco pasó a tener la verdad absoluta de todo (y no me vengáis con el tema de la sentencia, que ya han pasado casi once años).
Tampoco tergiverséis mis palabras llevándolo a vuestro terreno para tener vuestro minuto (visto en Twitter), porque quedáis retratados como la mayor pantomima de intento de medio (por llamarlo de alguna manera) jamás vista.
El caso es que, por si Rocío Flores no tuviese poco con todos los detractores que su propia madre ha ayudado a crear con su discurso, ahora, parte de la corriente que apoyaba a la familia Flores-Moreno en una misma causa, también se divide.
Algunos apoyan de forma ferviente a Olga Moreno (como si ambas cosas no fuesen compatibles), pero a su vez juzgan que Rocío Flores no la defienda públicamente, tal y como la empresaria sí ha hecho con ella en numerosas ocasiones.
Se le exige algo para lo que no está preparada. Desde el sofá de nuestras casas, damos por hecho que en este caso Rocío Flores tiene que hablar maravillas de Olga cuando, en nuestro desconocimiento, no sabemos lo que pasa dentro de sus casas. Ni los espectadores, ni tan siquiera los medios. Y esto es así, por mucho que tengamos algunas informaciones puntuales.
Ellos mismos serán los encargados de contarlo cuando llegue el momento. Ni Olga, ni Rocío, ni Antonio David, y tampoco Marta Riesco han manifestado toda la verdad sobre la situación por la que atraviesa la familia, y de momento no lo van a hacer, pese a que esa información genere un gran interés, tanto periodístico como para la audiencia.
Rocío Flores, constantemente en el punto de mira
Pero sigue sorprendiéndome que, en el caso de Rocío Flores, se cuestione a dónde va, por qué va, lo que dice, lo que no dice, y por qué no lo dice. Y no es que se cuestione, es que se juzga y se sentencia de forma totalmente radical, olvidándonos de que detrás del personaje existe una persona.
Mismamente, el otro día charlaba con su representante, y me comentaba que “está cansada, harta, y que está mal”. ¿Cómo queréis que esté? Lo raro sería lo contrario, y demasiado bien está llevando todo a mi parecer si hacemos memoria de todo lo que ha vivido.
Que sí, que ella ha rentabilizado económicamente lo que ha podido y querido, pero que no he oído que salga de su boca ni una mala palabra hace una madre que, después de dejarla a los pies de los caballos, quizá se lo merecía.
Lo único que he visto ha sido a una chica (y sí, sigo diciendo que tiene carácter fuerte, ¿qué pasa?) que ha pedido a gritos el cariño y la compresión de una madre que, por mucho que quiera contar, no está. Un cariño que sí le ha dado la ex de su marido, con la que, a pesar de su distanciamiento y de sus muchas diferencias, tiene un vínculo que no creo que se rompa definitivamente a estas alturas.
Por cierto, no alucinéis tanto con que fuese a la inauguración del ‘museo’ de Ortega Cano y no al de Rocío Jurado. Aquí es que te tienes que reír…
Os recuerdo que Rocío Carrasco no la invitó, ni a ella ni a nadie de lo que ella considera como “su familia mediática”, sino que prefirió que en su mayoría a esa apertura acudiesen rostros conocidos de Telecinco, que, según ella, y solo según ella, le han ayudado en el proceso de su recuperación.
Conclusión: Rocío (Flores) piensa en ti.
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