Terelu Campos ha vuelto a sembrar la polémica en redes sociales. Tras la cancelación de Sálvame y al delicado estado de salud por el que atraviesa su madre, María Teresa Campos, hay que añadirle un nuevo obstáculo que le ha fastidiado el fin de semana.
Terelu acudía este mismo domingo a depositar su voto de cara a las elecciones municipales y autonómicas de Madrid. Para su sorpresa, y justo antes de depositar el voto en su correspondiente urna, le comunicaron que su voto no podría ser contabilizado porque “no estaba censada en la comunidad de Madrid”.
Terelu, atónita e incrédula ante esa situación surrealista, manifestaba que era la primera vez desde que cumplía dieciocho años que acudía a un colegio electoral, y que, para una vez que lo hace, se entera de que “me han quitado mi empadronamiento sin yo saberlo”, dando a entender que en todo esto ha existido una mano negra.
“Personas que tienen mi teléfono para poder comunicármelo, pero no lo hicieron, así que por primera vez se me ha impedido mi derecho a votar. Estoy indignada”, ha dicho a través de sus redes sociales.
Sea como sea, Terelu Campos ha dejado entrever que sabe perfectamente quién ha sido esa persona que le ha quitado ese derecho de votar. De hecho, ha dado entender que tiene hasta su teléfono y que podía habérselo comunicado en el momento en el que lo hizo.
Unas declaraciones que muchos han aplaudido, pero que a mí me generan ciertos interrogantes. En primer lugar, ¿cómo es posible que Terelu Campos lleve años y años sin ser consciente de que no estaba empadronada en su municipio?
Lo cierto es que, consultando con la página oficial del padrón, actualmente cualquier persona puede realizar el trámite de desempadronar a otra sin su consentimiento, pero esto no significa que se le dé de baja en el Padrón Municipal.
En el caso de darle de baja, y si fuese alguien con mala intención, podría desempadronar a un vecino o conocido para privarlo de los beneficios y ayudas a los que tiene derecho.
Aunque, siendo más realistas, lo más probable es que, al haberse cambiado de zona y de casa en los últimos años, Terelu Campos debió darse de baja en el anterior ayuntamiento para posteriormente empadronarse en el nuevo, algo que parece que no ha hecho. He ahí el problema del que ahora se queja.
Lo que pasa es que Terelu está acostumbrada a que el personal le arregle y le solucione todo, a que le lleven los bolsos, le traigas sus bebidas azucaradas, le proporcionen una puerta para que salga a fumar en publicidades… En fin. Un comportamiento que tiene interiorizado desde hace muchos años y que a estas alturas ya no va a cambiar.