No es ningún secreto que para Tamara Gorro y Ezequiel Garay conseguir formar una familia fue una verdadera odisea.
La propia influencer ha reconocido en multitud de ocasiones que quedarse embarazada se convirtió en una pesadilla.
Y es que llegaba a intentarlo hasta en 18 ocasiones por medio de reproducción asistida y sin éxito alguno.
Justo por eso, decidían someterse a un procedimiento de gestación subrogada gracias al cual tuvieron a su primera hija, Shaila.
Sin embargo, fue algo tan duro, que Ezequiel se negaba a volver a pasar por lo mismo. "Él no quería más hijos ni mucho menos que yo pasase de nuevo por todo lo que pasé con mi niña".
Y es que la reproducción asistida la obligaba a atravesar una temporada de "preparación, quirófanos, mentiras, medicamentos y pruebas" difíciles de digerir.
Sin embargo, ella estaba decidida a tener otro hijo y darle un hermanito a la pequeña Shaila, y tras mucho sufrimiento lo consiguió a la primera.
Sin embargo, esto terminaba dañando su relación, a pesar de que los primeros años con su niña fueron de mucha ilusión.
Tamara había renunciado a todo para acompañar a Ezequiel, que en ese momento se había instalado en Rusia por compromisos profesionales. Eso, sin contar con que a Tamara le costaba mantener su trabajo a distancia.
Pero la llegada de su primera hija les obligaban a volver a España para criarla cerca de los suyos. Una etapa llena de ilusión que se empañaba junto con el deseo de la influencer de quedarse embarazada.
Por suerte, finalmente se obraba el milagro que tanto ansiaban y la llegada de Antonio les colmaba de felicidad.
La lucha de Tamara Gorro contra la despresión y sus secuelas
Pero el proceso también supuso sufrir las consecuencias y así lo recuerda la propia Tamara. "En algún momento me dio un bajón tremendo, no salía de la habitación, no paraba de llorar, necesitaba vida, necesitaba trabajar".
Y puede que de esa época deriven la actual depresión y ansiedad contra la que lleva ya dos años luchando.
La influencer llegaba a tocar fondo hasta tal punto, que incluso se planteaba quitarse la vida. Pero, por suerte, el amor que siente por su hijos la ayudaron a seguir adelante.
Aunque también es consciente de que le queda un largo camino de recuperación por delante. Tamara sigue luchando y está en manos de grandes profesionales que la han ayudado a sanar y dar solución a los problemas que la hacen sufrir.
"Nunca me lo podré perdonar, y mis hijos no deberían", reconoce sobre aquel día en el que quiso acabar con todo.
"No es que yo sufra ese episodio e ipso facto tengo ese amago de cobardía, como yo lo llamo. Eso ha sido ahora, hace un tiempo atrás, hace un año", confesaba abiertamente a sus seguidores.
"Doy gracias a mi psicóloga porque un día estaba en la oficina, pasa lo que pasa, la llamo y le digo: 'Acaba de pasar esto'. Me dijo: 'Por protocolo profesional tengo que derivarte a un psiquiatra porque tu vida corre peligro'. A partir de ahí, entra el psiquiatra que hace un seguimiento con medicación", explicaba queriendo ayudar a personas que se encuentren en su misma situación.
Y es que Gorro se veía obligada a aumentar la medicación tras lo sucedido, mientras sigue haciendo frente a las secuelas que le ha dejado la enfermedad.
"He perdido 13 kilos, espero recuperar alguno pronto", reconocía. Además, también ha sufrido una fuerte caída de cabello.
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"No existe el cuerpo perfecto, estupendo. No es verdad que cuando sale la primera foto de una mujer tras dar a luz salga maquillada. Lo normal es salir hinchada con 39 kilos de más y con cicatrices", reflexionaba al respecto.