Vaya por delante que a mí Adela González me gusta mucho en Sálvame. Creo que el no estar implicada de manera muy directa con los colaboradores y sus movidas le da un prisma muy amplio que le permite hurgar tranquilamente. Hace algunas semanas, el programa le dedicaba un espacio a la presentadora para celebrar su primer aniversario en el formato.
Cabe recordar que la presentadora llegó en un momento en el que parecía que el programa estaba más que sentenciado por el público. La audiencia no dejaba de caer y los directivos de Mediaset iban locos por intentar frenar esta hemorragia de espectadores.
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De hecho, la cadena vinculó su fichaje desde el prisma de que se trataba de alguien totalmente ajeno y que llegaba para empaparse del universo mediático de Sálvame. Otra lectura más realista que se puede hacer es que necesitaban a alguien que no estuviese tan posicionado con el tema Rocío Carrasco y que aportara un perfil más blanco.
Lo cierto es que lo consiguieron, dejando fuera de juego por completo a Carlota Corredera y reduciendo las apariciones de Jorge Javier Vázquez durante un espacio de tiempo. Ahora parece que todo ha vuelto medianamente a su sitio y Adela González ya forma parte del barro de Sálvame. Aunque parece que para los colaboradores ella aún sigue siendo una extraña.
Creo que cada vez que llega alguien a Sálvamese lo ponen especialmente complicado para integrarse. Recuerdo que en el caso de Paz Padilla habían pasado doce años desde que aterrizó en el formato y aún se notaba que el resto no se lo ponía nada fácil. Las miradas y desplantes eran constantes, pero ella hacía caso omiso y seguía a lo suyo.
Con el tiempo también se demostró que ella tampoco sentía una simpatía tan grande hacia sus compañeros. Pues era habitual ver como se ensañaba con algunos de ellos, con sus problemas públicos y ya por no hablar de lo poco que le interesaban las tramas del programa.
Pero ahora con Adela González creo que pasa algo parecido. Los colaboradores no le perdonan que sea la última en llegar a la familia. Y cada vez que pueden le ponen la zancadilla para que pase un mal rato.
Seguramente no lo hacen de manera voluntaria, pero en solo un año recuerdo varias escenas en las que he sufrido por Adela González. Kiko Matamoros llegó a mandar a callar a la presentadora después de que esta defendiera a un redactor que había redactado un vídeo sobre Kiko y su novia, Marta López Álamo.
Belén Rodríguez, a pesar de que iba bastante poco al programa, también tuvo tiempo de soltar un improperio sobre Adela González. Verbalizó que se alegraba de que no estuviese ese día presentando y la tachó de tener muy poco tacto cuando trabaja.
Chelo García-Cortés también le contestó mal cuando se lesionó en Sálvame Mediafest y ayer mismo volvimos a ver un episodio más. Adela González le preguntó a Belén Esteban por su amistad con Anabel Pantoja y Belén le contestó mal y desaprobó su pregunta.
¿Por qué les pesa tanto la presencia de Adela González?
Entiendo que cuando pasa un año desde que estás en un trabajo ya no te pueden tachar de ser la nueva. Pero parece que en Sálvameeste sentimiento se puede arrastrar décadas. Intento entender por qué se lo ponen tan difícil a Adela González y solo me lleva a pensar en dos opciones.
La primera es que los colaboradores no se vinculan personalmente con ella. Y, por lo tanto, les agrede más que les pregunte por su vida privada que si lo hiciese Jorge Javier Vázquez o Terelu Campos. O la segunda opción, que guardaría muchas más tramas.
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Me refiero a que quizás su llegada ha frustrado el protagonismo de otros y que en momentos concretos habían ejercido de presentadores suplentes. Puede ser que no siente nada bien que llegue alguien de fuera a cubrir un hueco que tú consideras tuyo. Por mucho que estas decisiones las tomen los jefes, tu honor y tus sentimientos corren siempre a tu cargo.