Tamara Falcó y su novio, Iñigo Onieva, siguen adelante con su historia de amor a pesar de los rumores y los muchos obstáculos que se han encontrado en el camino.
La hija de Isabel Presyler ha tenido que hacer frente a muchas especulaciones sobre las infidelidades de su novio, pero parece que ha preferido hacer oídos sordos.
Así, a pesar de las advertencias que también ha recibido de parte de su familia, decidía seguir adelante con su relación.
La propia Tamara Falcó reconocía que en un principio sentía que no tenía nada en común con su novio. "Si hiciera caso a como salió mi primera cita no lo vuelvo a ver y mira dónde estamos", desvelaba en televisión.
"No teníamos nada que ver", confesaba. De hecho, parece que se dio cuenta de que era el hombre de su vida después tener que acudir a un evento con un niño enfermo de cáncer al que le quedaban dos semanas de vida.
La marquesita de Griñón estaba agobiada porque no sabía muy bien cómo actuar, y resulta que Iñigo le daba el mejor de los consejos.
"Me dijo 'que no se te note nada. Estás ahí para que se lo pase bien'", refiriéndose al último deseo del niño. "Me sirvió y dije ¡mira! hay algo de todo este perfil de 'discotequeo' que me sirve", recordaba entre risas.
Hace solo unas semanas, la parejita viajaba a Filipinas, un destino cargado de significado para Tamara Falcó, ya que gran parte de su familia materna se encuentra allí.
Y pudieron disfrutar de una romántica cena a la luz de las velas. "Cena en una playa desierta de Amanpulo con comida deliciosa y música en directo. Una postal y un recuerdo para toda la vida", compartía en sus redes sociales.
Tamara Falcó, muy enamorada de Íñigo Onieva
Así, queda claro que Tamara Falcó ha disfrutado al máximo de su viaje. "Quizás del sitio que más se queja la gente cuando viaja a Filipinas es Manila, pero yo allí tengo mucha familia: tías, primos, que me abren las puertas de sus hogares y nos recibieron con los brazos abiertos", desvelaba.
Y viendo el gran momento que atraviesan, queda por ver si se animarán a pasar por el altar próximamente.
"Estoy viviendo un momento del noviazgo precioso, estamos encantados los dos, creo que si todo va bien terminará en boda", reconocía emocionada hace un tiempo.
"Es una suerte encontrar a alguien con quien te diviertes y que, además, comparte contigo los mismos valores familiares".
Eso sí, parece que la marquesa tiene claro que ella no será la que saque el anillo.
"Yo soy tradicional para eso y creo que Íñigo se moriría de la risa si se lo pidiese yo. Me haría ilusión que le ocurriera a él", confesaba.
Además, parece que tiene muy claro cómo sería su boda de ensueño. "Me he planteado diseñar mi vestido de novia".
"No creo que la hiciese gigantesca. Mi padre me contó que en su primera boda seguía saludando a gente al final de la noche. Fueron 1.000 personas y eso sí que me parecería una pesadilla", sostenía.
"La verdad es que no lo sé... A una boda va la gente que más quieres y con los que te lo pasas fenomenal. Será una gran boda", zanjaba.
Aunque parece que su familia, y concretamente su madre, no las tienen todas consigo. "No les hace falta casarse", dejaba caer Isabel Preysler.
De momento, tal y como manifestaba la propia Tamara, todavía disfrutan de su noviazgo y necesitan conocerse algo más antes de dar ese gran paso.
"Él hace un esfuerzo porque hay veces que soy una conversa de fuego, como dice mi amiga María, entonces hay veces que le cuesta y tal pero sí que hace un esfuerzo y entiende que para mí es muy importante. Para él también lo es".
"Lo bueno que te repite muchas veces la Iglesia es también el tiempo del noviazgo y conocer bien a la persona", apuntaba la marquesa de Griñón. "Se tarda mucho en conocer a una persona".