El homenaje a Rafa Nadal en Roland Garros fue uno de los momentos más emocionantes del tenis reciente. El público lo ovacionó, us rivales lo acompañaron y su familia lo arropó. Pero fue una persona la que acaparó todas las miradas sin pronunciar palabra: Xisca Perelló.
La mujer de Nadal, discreta como siempre, escuchó con atención cada palabra de su marido. Cuando él se dirigió a ella, no pudo evitar emocionarse. “Has estado siempre donde te he necesitado, apoyándome desde una posición no siempre fácil”, dijo el tenista. Xisca bajó la mirada, no necesitó decir nada: su gesto lo dijo todo.

El adiós de Rafa Nadal
El acto tuvo lugar este lunes 26 de mayo en la pista Philippe-Chatrier. Miles de camisetas con el mensaje “Gracias, Rafa” llenaron las gradas. Fue una despedida simbólica. El propio Nadal confesó: “Mi corazón y mis recuerdos siempre permanecerán ligados a este mágico lugar y su gente”.
Junto a él estuvieron sus padres, su hermana Maribel y su hijo, de dos años y medio. También su tío Toni, entrenador clave en su carrera. Pero la presencia de Xisca tuvo un significado especial, ya que compartió con él más de veinte años de trayectoria. Lo ha acompañado en silencio y siempre alejada del foco, pero muy presente.
Durante su discurso, Nadal también recordó cómo empezó todo. “En 2005 no imaginábamos estar aquí, veinte años después, con una familia”, añadió. Fue un mensaje íntimo, inesperado, dirigido a quien ha sido su mayor apoyo.

La prensa francesa resaltó ese momento. La revista Point de Vue lo calificó como el instante más emotivo de la ceremonia. Según el medio, Xisca se mantuvo en silencio, pero con los ojos llenos de emoción. Fue la reacción más humana en un día lleno de gestos solemnes.
El evento contó con la presencia de Roger Federer, Novak Djokovic y Andy Murray. Los tres grandes rivales de Nadal estuvieron allí para acompañarlo. “Tenerlos a mi lado significa mucho”, dijo el manacorí. “Ellos me han llevado más allá de los límites inimaginables”.
La ausencia más comentada fue la del rey Felipe VI. Se esperaba que estuviera en la grada, pero ese fin de semana viajó a Gales por la graduación de su hija, la infanta Sofía. Aun así, desde la prensa gala no dudan del vínculo entre la Casa Real y Nadal.
Tras la lectura del Discurso, Nadal descubrió una placa y recibió un trofeo conmemorativo. Luego depositó flores en la Tumba del Soldado Desconocido. Cerró así su visita a Roland Garros, donde ha hecho historia.
La huella de su zapatilla quedará marcada en la pista. Será un recuerdo permanente. Pero lo más recordado del día será ese gesto con Xisca. El homenaje fue a él, pero sus palabras fueron para ella.
En silencio, ella lo acompañó una vez más. Sin discursos. Sin declaraciones. Solo con presencia, emoción y una mirada que lo dijo todo.