Ana Obregón está de máxima actualidad hoy nuevamente. Si estas últimas semanas lo ha estado por haber permitido, mediante gestación subrogada, el nacimiento de su nieta, ahora lo está por otra razón. Porque ha puesto a la venta el libro que su hijo, Aless Lequio, escribió y que ella ha concluido porque él murió sin poder acabarlo.
Ana Obregón está encantada con la acogida que está teniendo dicha obra, El chico de las musarañas. En ella ha dado a conocer desde su intento de suicidio hasta la última conversación que tuvo con su vástago. Pero también ha puesto sobre la mesa un secreto que la une a Juan Carlos I.
Ana Obregón cuenta la verdad del emérito
Ana Obregón está muy satisfecha por el estupendo respaldo que está teniendo el libro de Aless. Un trabajo en el que ella ha trabajado para acabarlo y lo ha hecho sacando a la luz datos y detalles que están dejando todo el mundo con la boca abierta.
Ella, por ejemplo, ha dejado de manifiesto por sorpresa el papel que el rey Juan Carlos jugó en la enfermedad de su vástago. Ha contado que ella y Alessandro Lequio se trasladaron con el joven hasta Estados Unidos. Lo hicieron con el propósito de que allí recibiera un tratamiento de protonterapia contra el cáncer que padecía y que en nuestro país no existía.
Al parecer, después de pasar tres meses en Nueva York, tenían que trasladarse hasta Nueva Jersey para continuar con aquel. Un traslado que era imprescindible para seguir con su curación, pues aquel procedimiento le había llegado a reducir hasta en un 85 % el tumor. Sin embargo, se toparon con un serio problema y es que el visado que tenían no estaba actualizado y tenían que regresar a España.
Según cuenta Ana Obregón, Aless se lo comunicó desesperado: “He recibido una notificación diciendo que el permiso para estar aquí ha caducado. Llevamos aquí más de tres meses y tenemos que regresar la semana que viene a España”.
Ana Obregón ha reconocido que conocer esta situación la destrozó por completo, porque ella sabía que corrían el riesgo de ser deportados. Aunque, sobre todo, porque era vital que Aless siguiera adelante con el proceso que había iniciado. Por este motivo, ella le pidió al padre del joven que tirara de sus contactos familiares para que les ayudaran.
Exactamente le solicitó: “Llama a Felipe (Felipe VI), para algo es tu primo o lo que sea. No estoy pidiendo un favor ni cometer un delito, solamente adelantar una cita para que nos den un permiso médico para estar en Estados Unidos. Estoy desesperada”.
Según Ana Obregón ha relatado, el conde le hizo caso y se comunicó con el marido de Letizia, pero la respuesta de este tardaba en llegar. Por este motivo, él decidió hablar directamente con su tía Olympia, que es prima de Juan Carlos I, para que les ayudara. Y lo logró, ella se comunicó con el monarca y este rápidamente tomó medidas.
Como explica en el libro, “al rey emérito le faltó tiempo para ayudar a una madre desesperada por salvar a su hijo. Por eso le estoy infinitamente agradecida y no lo olvidaré jamás”.
Ana Obregón ha dejado otras frases impactantes en el libro
Ana Obregón, además de todo lo expuesto, también ha dejado otros momentazos en esta obra. Entre ellos, las palabras que escribe a modo de epílogo y que vienen a contar lo que ahora conocemos. Sí, que iba a cumplir la última voluntad de Aless y, con su esperma congelado, iba a permitir el nacimiento de su hija.
En este sentido, Ana ha expuesto: “Pronto tendré en mis brazos a tu hija, mi nieta. Se llamará Ana Sandra y será el milagro único jamás contado, fruto del amor infinito de una madre y un hijo. De un amor que traspasa todos los límites, uniendo el cielo y la tierra”.
“Ya no continuaré agonizando en esta muerte lenta. Ahora me vaciaré de paisajes dolorosos porque tu hija prestará tu sonrisa y tu corazón. Ahora quiero vivirme, por tu hija, por mi nieta, por ti”.